INFORMACION DE LA PAGINA

En esta página se irán añadiendo íntegramente los Vía Crucis realizados para la procesión del Cristo de la Noche Oscura con indicación del Autor y fecha de realización.

viernes, 22 de mayo de 2009

CRONICA DE LA COFRADÍA DEL CRISTO DE LA NOCHE OSCURA. AÑO 2008

La principal novedad de este año fue la realización de un nuevo trono para nuestro Cristo, con la calidad que se merece la magnífica imagen de Palma Burgos. Un trono, eso sí, que vaya de acuerdo con nuestra idiosincrasia austera. Pero no fue la única novedad, ya que este año tuvimos triduo a nuestro Cristo, lo que no sucedía desde 1991.
Este fue, como no, el tema que centró la mayor parte de la Asamblea General que se celebró el 12 de enero. En ella se contó que el nuevo trono estrenaba una estructura más ligera, a pesar de tener mayores dimensiones, 3x2. Los varales pasaban de 3 a 4, telescópicos, y las patas eran también telescópicas y con ruedas portátiles. Los altavoces se colocaban fuera.

La estructura la realizó Antonio Cabra en Málaga. El diseño lo realizó el imaginero ubetense y hermano de la cofradía, D. Antonio Espadas Carrasco, y fue aprobado en la Asamblea General. De la talla se encargaron, en los meses siguiente, D. Manuel Díaz Rodríguez, profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Úbeda y D. José López Vargas. En la procesión se pudo estrenar la primera fase, en caoba y cedro, con laterales y frontales, y las capillas sin tallar.

En enero, nos llegaron noticias que nos llenaban de alegría por lo que suponen de reconocimiento hacia la calidad de nuestra imagen, que se había usado para dos carteles. Pedro Linares, ubetense, nos mandó el cartel ganador del XVI Concurso Nacional de Carteles de la Pasión de Callosa de Segura, con una pintura basada en una foto de nuestro Cristo. Otra foto de nuestro titular, en este caso del Cronista Rafael Merelo , sirvió para un cartel de una exposición de Arte Sacro en un centro comercial de Manila.

En la quinta semana de Cuaresma, se celebró, como hemos dicho, un triduo en honor de nuestro Titular. El Viernes 7, sábado 8 y domingo 9 de marzo fueron los días elegidos, y la predicación corrió a cargo del consiliario de la cofradía D. José Mario Pérez Sánchez, SDB. No se celebraba un Triduo desde 1991, en que se hizo con motivo del 25 aniversario. También en Cuaresma, nuestra cofradía fue invitada a participar con una estación en los Vía Crucis de las dos cofradías con las que compartimos parroquia: Prendimiento y Sentencia.

La preparación de la procesión fue este año especial, pues había que comprobar como quedaba todo. El montaje se realizó el sábado 15 de marzo, cuando se colocaron los tableros sobre la estructura. y se trasladó hasta el Santuario de María Auxiliadora.

El Lunes Santo, 17 de marzo se realizó la bajada del Cristo, dirigida por nuestro hermano Manuel Molina, que en paz descanse, a las 9 de la mañana, con un pequeño acto litúrgico, y un besapié a nuestro Cristo. Después, nuestro titular se situó en su nuevo trono. Esta bajada se adelantó al lunes, en lugar de hacerlo el martes como en años anteriores, para permitir realizar todo con más tranquilidad

El Martes Santo 18 de marzo, el más tempranero que ha tenido la cofradía en su historia, comenzó la Fiesta Principal a las 8 y media de la noche en el Santuario de María Auxiliadora, predicada por el padre D. José Mario Pérez Sánchez. Contó con la presencia del coro del Prendimiento, que también actuó a la salida de la procesión y a la llegada a Santa María. La elección del templo fue este año sencilla, pues los Salesianos celebraban en Úbeda el 50 aniversario de su presencia.

El adorno del trono, realizado por Floristería el Arriate, consistía en iris morado y claveles. Ya hemos comentado la principal novedad de este año: el trono en su primera fase. También estrenamos faldillas de terciopelo negro, donadas por el hermano Bartolomé Martínez Garacía. La procesión comenzó a las 10 de la noche, recorriendo las calles Evaristo Sánchez, Don Bosco, Victoria, Callejón de Santiago, Obispo Cobos, Mesones, Pza. de Andalucía, Pza. del Doctor Quesada, Real, Juan Montilla, Pza. del Ayuntamiento, Pasaje de Jesús a Santa María sobre las 1 de la madrugada. Las estaciones fueron realizadas y leídas por las hijas de la Caridad. En la procesión tuvimos el apoyo de la Buena Muerte, que nos cubrió, y del Prendimiento, que trasladó las faroleras a Santa María. Se trata de la duodécima vez se sale del Santuario de María Auxiliadora, la anterior fue en 2007. Es la segunda vez que la procesión acaba en Santa María, la primera fue en 1975. No acababa fuera de Salesianos la procesión desde 2001, año en el que finalizó en la Trinidad. En la procesión participaron casi 200 hermanos. Como única nota negativa, hay que destacar que los hermanos encontraron muy pesado el nuevo trono. La procesión, como es habitual, apareció en los resúmenes de Canal Sur.

Poco después de la entrada, una treintena de hermanos trasladamos a nuestro titular hasta María Auxiliadora, acompañado por la campanilla y varios faroles, por la Plaza Vázquez de Molina, Pasaje de Jesús, Pza. del Ayuntamiento, Juan Montilla, Real, Pza. del Doctor Quesada, Pza. de Andalucía, Don Juan, Minas, Victoria, Don Bosco, Evaristo Sánchez. A la llegada a la iglesia, se dio un pequeño refrigerio a los hermanos que habían participado.

El día siguiente, Miércoles Santo 19 de marzo algunos hermanos se acercaron hasta la iglesia de María Auxiliadora para realizar el desmontaje de faroles, faroleras, atributos y trono, para guardarlos en perfecto estado.

El Jueves Santo, varios de nuestros hermanos cubrieron la procesión de la Buena Muerte. En la madrugada del Viernes, la cofradía de la Sentencia nos dedicó una “levantá” en la calle Trinidad. El Viernes Santo y el Domingo de Resurrección, sendos hermanos participaron representando a la hermandad en la General y el Resucitado.
El de 9 de abril, nos llegó la noticia del fallecimiento del hermano Francisco Expósito Rus

La cofradía siguió con su actividad en el mes de Mayo, el 18 de ese mes fuimos los encargados, junto con la cofradía del Prendimiento, de preparar la Novena de María Auxiliadora. El 24 también participamos en la procesión de María Auxiliadora, que de manera extraordinaria comenzó este año en San Pedro. Al día siguiente, 25 de mayo, celebramos la Solemnidad del Corpus Christi, con un altar en el jardín de la Corredera, y participando en la procesión. El 28 de junio también colaboró la cofradía en la Vigilia de Espigas, adornando la calle María de Molina junto con la cofradía del Prendimiento, y realizando el altar de la calle.

El 16 de julio la Cofradía estrenó su blog, una Web que sirve de punto de unión con los hermanos, y para cofrades en general, con la dirección http://nocheoscuraubeda.blogspot.com. En él pueden conocer tanto las últimas noticias como la historia de la cofradía.

El 3 de Agosto, la cofradía sufrió una enorme pérdida, la de su vocal de cultos Manuel Molina Delgado.

El mes de septiembre, la cofradía envió representantes a tres procesiones. El 8 de septiembre, a la de nuestra patrona, la Virgen de Guadalupe, el 21 de septiembre, el hermano mayor se desplazó hasta Madrid, para participar en la procesión del 40 aniversario de la Virgen de Guadalupe en esa ciudad, pero la lluvia impidió su normal desarrollo. Por último, el 29 de septiembre, mandamos representante a la procesión del patrón, San Miguel. En este mes recibimos a nuestro nuevo consiliario, el padre salesiano D. Felipe Acosta.

En otoño sufrimos el fallecimiento de otros dos hermanos, en un año que ha resultado aciago para la cofradía. El 26 de octubre falleció el que fuera su presidente de nuestra cofradía, Andrés Fuentes Garayalde. El 8 de diciembre, la cofradía sufrió la pérdida de su primer consiliario, el sacerdote salesiano Monseñor D. Gonzalo Huesa Lope.

Por último, nos queda reseñar que la cofradía ha jugado este año el número 5729, con los resultados habituales, y que la cofradía cuenta actualmente con 655 hermanos, tras el ingreso de 10 nuevos este año.

Úbeda, a 12 de enero de 2008

El cronista, Rafael Merelo

CRÓNICA DE LA COFRADÍA DEL CRISTO DE LA NOCHE OSCURA. AÑO 2006

Dos mil cinco es, si se cumplen las previsiones, el último año de la presidencia de Luis Cobo Soto. De nuevo un año tranquilo, en el que ha tocado recoger los frutos de lo sembrado en los años anteriores.

El primer acto público fue la Asamblea General Ordinaria que se celebró en el Teatro de la Casa de Cofradías, el 22 de enero, a las 1 de la tarde, con una asistencia de 29 hermanos de pleno derecho, y 2 aspirantes. En ella, se comunicó a los cofrades el itinerario, que este año nos llevaría desde San Isidoro a Salesianos.

El XVIII Encuentro de Hermandades y Cofradías Salesianas de la Inspectoría de Andalucía Oriental, volvió de nuevo a Úbeda, pero por primera vez lo celebró otra cofradía: la nueva del Prendimiento, que se estrenaba en estos menesteres. Se realizó el 26 de febrero, y a él asistieron 15 cofradías de cuatro provincias.

La mañana del 8 de abril, sábado de Pasión, comienzan los preparativos para la Semana Santa, con el traslado de enseres hasta San Isidoro. Al día siguiente, Domingo de Ramos 9 de abril, la cofradía realizó la tradicional Postulación de la Unión de Cofradías, en la mesa petitoria situada en la esquina de las calles Don Bosco y Avda. de Ramón y Cajal.

Dos días después, el 11 de abril, Martes Santo, de nuevo se reunía la cofradía, este vez bien temprano, para realizar, a las 8 de la mañana, la paraliturgia previa a la bajada y traslado, en el Santuario de María Auxiliadora, dirigida por D. Manuel Molina. Poco después, 36 hermanos realizaban el traslado por las calles Evaristo Sánchez, Don Bosco, Victoria, Minas, Alaminos, Cronista Cazabán, hasta San Isidoro, quedando la imagen sobre sus andas a la izquierda del presbiterio, frente al paso de Nuestra Señora de las Angustias.

La Fiesta principal, que se celebraba por quinta vez en esta iglesia comenzó a las 8 y media de la tarde. Presidió la Eucaristía el padre D. Jesús García Ramos. Durante la celebración se impuso la medalla a 16 hermanos. Participó en la Fiesta desinteresadamente el Coro Llama de Amor Viva.

A las 10 de la noche salió la procesión desde su sede, con gran cantidad de público, recorriendo las calles San Isidoro, Cronista Cazabán, Cronista Muro, Mesones, Trinidad, Manuel Barraca, Explanada, Andalucía, Picasso, Santo Domingo Savio, Don Bosco, y Evaristo Sánchez, hasta el Santuario de María Auxiliadora, donde se rezó la última estación sobre las una menos cuarto. Las estaciones fueron leídas por el hermano Daniel Berzosa López. Se trata de la quinta vez que se sale desde San Isidoro, la anterior fue en 1993. En cuanto a la entrada, es la vigésimo octava vez que se entra en Salesianos, la vez anterior fue en 2005. Es, además, la segunda vez que la cofradía sale de San Isidoro y entra en María Auxiliadora, pues sucedió en el ya citado de 1979. No hay ninguna calle que se recorra por primera vez. Participaron en la procesión 204 cofrades, el mismo número que el año anterior. La procesión figuró en los resúmenes de Canal Sur.

Al día siguiente, algunos hermanos se acercaron hasta la iglesia de María Auxiliadora para realizar el desmontaje de faroles, faroleras, atributos y trono, para guardarlos en perfecto estado.

El Jueves Santo, dos hermanos de la cofradía estuvieron ayudando a la Buena Muerte, en su discurrir procesional. Viernes y Domingo, sendos representantes de la cofradía acudieron a la Procesión General, en la que no llegaron a salir, y a la procesión del Resucitado.

Como curiosidad, hay que destacar que poco después de comenzar el Viernes Santo, volvió a salir el Cristo de la Noche Oscura, desde Santa Teresa. En este caso, fue una miniatura que el hermano e imaginero D. Antonio Espadas Carrasco había tallado para el trono de la Sentencia, por expreso deseo de la Junta Directiva de esta cofradía.

El domingo 18 de junio, varios hermanos de la cofradía acompañaron al Santísimo Corpus Christi, en su procesión. También envió la cofradía un representante a la procesión de Nuestra Señora de Guadalupe, el 8 de septiembre, y a la de San Miguel, el 29 de septiembre. El 3 de diciembre, primer domingo de Adviento, varios hermanos acudieron a Jaén, al Encuentro de las Hermandades con el Obispo, D. Ramón del Hoyo.

La cofradía ha jugado este año el número 50592, que se ha vendido en décimos, recibiendo el mismo premio que casi todos los años.

Este año hay que lamentar los fallecimientos de D. Gerardo Ruiz del Moral Carmona y D. Baldomero Losada Pérez Camino

Úbeda, a 14 de enero de 2007

El cronista, Rafael Merelo

VIA CRUCIS. 18 DE MARZO DE 2008. HIJAS DE LA CARIDAD DEL COLEGIO DE LA MILAGROSA

Las Hijas de la Caridad del Colegio “La Milagrosa”, en agradecimiento a la Cofradía Penitencial del “Cristo de la Noche Oscura”, por habernos confiado este Viacrucis del 2008.
Hemos querido compartir este camino, inspiradas en la espiritualidad de nuestros Fundadores: San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac.

Ambientación

Vamos a acompañar a Jesús en su vía crucis. El vía crucis no es algo del pasado y de un lugar determinado de la tierra. La cruz del Señor abraza al mundo entero; su vía crucis atraviesa los continentes y los tiempos. En el vía crucis no podemos limitarnos a ser espectadores. Estamos implicados también nosotros; por eso, debemos buscar nuestro lugar. ¿Dónde estamos nosotros?. En el vía crucis no se puede ser neutral.
En el espejo de la cruz se reflejan todos los sufrimientos de la humanidad de hoy. En la cruz de Cristo hoy se refleja el sufrimiento de los niños abandonados, de los niños víctimas de abusos; las amenazas contra la familia; la división del mundo en la soberbia de los ricos que no ven a Lázaro a su puerta y la miseria de tantos que sufren hambre y sed.
Pero también hay "estaciones" de consuelo. Está la Madre, cuya bondad permanece fiel hasta la muerte y más allá de la muerte. Está la mujer valiente que se acerca al Señor y no tiene miedo de manifestar solidaridad con este Varón de dolores. Está Simón, el Cirineo, un africano, que lleva la cruz juntamente con Jesús. Y mediante estas "estaciones" de consuelo hemos visto, por último, que, del mismo modo que no acaban los sufrimientos, tampoco acaban los consuelos.
La familia Vicenciana nace para la iglesia universal en el siglo XVII y se constituye en una fuerza de caridad y vivencia evangélica que invade el corazón de todos los hombres, para hacerles sentir la realidad de ser hijos de Dios y hermanos de Jesucristo. Desde la experiencia de nuestra espiritualidad, las Hijas de la Caridad, queremos compartir esta meditación del Camino de La Cruz. Que al emprender este Viacrucis nos acompañen aquellos que lo vivieron en sus vidas y que han sido con Jesús de Nazaret el motivo de nuestro ser y que hacer: San Vicente de Paúl, el Beato Federico Ozanam, Santa Catalina Labouré, Santa Luisa de Marillac.
Con profundo amor a la persona de Cristo y del pobre os invito a caminar en pos de la cruz de Cristo sin mirar hacia atrás y solo con el corazón puesto en Cristo vivo y presente en nuestra historia, en nuestra realidad y en la miseria de nuestro mundo. Como todos los años, recorreremos el camino del Calvario, haciendo una por una las 14 estaciones que Cristo realizó en el camino hacia su muerte.

Como todos los años, es el mismo camino, una y otra vez, una y otra vez...Como todos los años, Cristo se dirige hacia el punto en el que tendrá lugar su crucifixión y como todos los años, nosotros iremos detrás, viendo lo que pasa, sintiendo un inmenso dolor por la injusticia que se está cometiendo. ¡¡Ya está bien!! Nos hemos limitado a ser simples espectadores y a sufrir y a llorar por otro. Hoy no queremos ver como Cristo sigue el camino; hoy queremos hacer contigo el camino del Calvario; hoy queremos hacer nuestro propio Viacrucis... Hoy eres tú el que vas a ser condenado, eres tú el que cargas con la cruz, eres tú el que caes a tierra, eres tú el que te encuentras con el Cirineo, con las mujeres, eres tú el que te desprendes de algo, eres tú el que mueres.
Del mismo modo estamos invitados a encontrar nuestro lugar, a encontrar, como estos grandes y valientes santos, el camino con Jesús y por Jesús: el camino de la bondad, de la verdad; la valentía del amor. Hemos comprendido que el vía crucis no es simplemente una colección de las cosas oscuras y tristes del mundo. Tampoco es un moralismo que, al final, resulta insuficiente. No es un grito de protesta que no cambia nada. El vía crucis es el camino de la misericordia, y de la misericordia que pone el límite al mal. Es el camino de la salvación. Pidamos al Señor que nos ayude, que nos ayude a ser "contagiados" por su misericordia. Amén.

¡COGE TU CRUZ Y EMPIEZA EL CAMINO!
1ª ESTACIÓN. JESUS ES CONDENADO A MUERTE.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo

EVANGELIO: Mc. 15, 13-15
La gente volvió a gritar: ¡Crucifícale! Pilato les decía: pero ¿Qué mal ha hecho? Pero ellos gritaron con más fuerza: ¡Crucifícale! Pilato, entonces queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabas y entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado.
REFLEXION:
Los acusadores intuyen esta debilidad de Pilato y por eso no ceden. Reclaman con obstinación la muerte en cruz. Las decisiones a medias, a las que recurre Pilato, no le sirven de nada. No es suficiente infligir al acusado la pena cruel de la flagelación. Cuando el Procurador presenta a la muchedumbre a un Jesús flagelado y coronado de espinas, parece como si con ello quisiera decir algo que, a su entender, debería doblegar la intransigencia de la plaza. Señalando a Jesús, dice: «Ecce homo!».. «Aquí tenéis al hombre».
Pero la respuesta es: « ¡Crucifícalo, crucifícalo!». Pilato intenta entonces negociar: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él» (cf. Jn 19, 5-7).
Está cada vez más convencido de que el imputado es inocente, pero esto no le basta para emitir una sentencia absolutoria. Entonces, los acusadores recurren a un argumento decisivo: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César» (Jn 19, 12).
Es una amenaza muy clara. Intuyendo el peligro, Pilato cede definitivamente y emite la sentencia, si bien con el gesto ostentoso de lavarse las manos: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis» (Mt 27, 24). Así fue condenado á la muerte en cruz Jesús, el Hijo de Dios vivo, el Redentor del mundo.
A lo largo de los siglos, la negación de la verdad ha generado sufrimiento y muerte. Al principio de su sacerdocio, Vicente de Paúl experimenta como son los inocentes los que pagan el precio de la hipocresía humana. Es acusado de robo, no se defiende, se siente despojado de la estima de los demás, siente el fracaso. Sólo desde la pobreza interior, de la condena injusta comprende a los pobres.
No bastan decisiones a medias. No es suficiente lavarse las manos. Somos responsables de la sangre de los inocentes. Por ello Cristo imploró por sus discípulos de todos los tiempos: “Padre, santifícalos en la verdad: Tú Palabra es verdad” (Jn. 17,17)
Jesús se entrega voluntariamente a la muerte, su amor le impulsa a dar la vida por sus amigos, por ti, por toda la Humanidad. Es un amor que da la cara que no se queda en discursos, en poesías, en palabras. Jesucristo, condenado a muerte, como cordero llevado al matadero, nos enseña la clave para vivir. El mundo nuevo ha de ser construido desde la fidelidad a toda prueba que El nos enseña.
PETICION: Cristo de la Noche Oscura, te pedimos que nos des fuerzas para seguir tu ejemplo y no tener miedo a proclamar la verdad.
¿CÓMO ACEPTO EN MI VIDA LAS FALSAS ACUSACIONES Y FRACASOS?
ORACIÓN
Señor, has sido condenado a muerte porque el miedo al «qué dirán» ha sofocado la voz de la conciencia. Sucede siempre así a lo largo de la historia; los inocentes son maltratados, condenados y asesinados.
Cuántas veces hemos preferido también nosotros el éxito a la verdad, nuestra reputación a la justicia. Da fuerza en nuestra vida a la sutil voz de la conciencia, a tu voz. Mírame como lo hiciste con Pedro después de la negación.
V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro

2ª ESTACION. JESUS CARGA CON LA CRUZ.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo
EVANGELIO: Jn. 19, 16-17.
Entonces se le entregó para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota.
REFLEXION:
La cruz, Instrumento de una muerte infame.
No era lícito condenar a la muerte en cruz a un ciudadano romano: era demasiado humillante. Pero el momento en que Jesús de Nazaret cargó con la cruz para llevarla al Calvario, marcó un cambio en la historia de la cruz. De ser signo de muerte infame, reservada a las personas de baja categoría, se convierte en llave maestra. Con su ayuda, de ahora en adelante, el hombre abrirá la puerta de las profundidades del misterio de Dios. Por medio de Cristo, que acepta la cruz, instrumento del propio despojo, los hombres sabrán que «Dios es amor».
Amor inconmensurable: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3, 16).
Esta verdad sobre Dios se ha revelado a través de la cruz. ¿No podía revelarse de otro modo? Tal vez sí. Sin embargo, Dios ha elegido la cruz. El Padre ha elegido la cruz para su Hijo, y el Hijo la ha cargado sobre sus hombros, la ha llevado hasta al monte Calvario y en ella ha ofrecido su vida. «En la cruz está el sufrimiento, en la cruz está la salvación, en la cruz hay una lección de amor. Oh Dios, quien te ha comprendido una vez, ya no desea ni busca ninguna otra cosa» (Canto cuaresmal polaco) La Cruz es signo de un amor sin límites.
Santa Luisa experimenta que muchas veces nos cuesta obrar bien y todo trabajo es cruz, por eso anima a las primeras Hermanas con estas palabras: “ ¿Qué quiere decir tomar su cruz y seguir a Jesucristo?. Es practicar toda clase de virtudes como Él las practicó cuando vivió en este mundo; era humilde, manso, caritativo, paciente, pobre y nunca hablaba mal de su prójimo, ni hacia mal a nadie”
Sobre los hombros de Jesús colocaron la cruz. Su peso es grande, pero sobre todo porque cargaba con todas nuestras culpas. La cruz de Cristo es bien diferente de nuestras cruces de adorno, poder y honor que nos colocamos; su cruz es signo y expresión de su amor comprometido con todos los hombres…

PETICION: Te pedimos, Cristo de la Noche Oscura, que cada día seamos hombres y mujeres más comprometidos con los necesitados y marginados de nuestro mundo; que cada día seamos más solidarios con su dolor. ¿QUÉ SIGNIFICA LA CRUZ EN MI VIDA?
ORACIÓN
Señor, te has dejado escarnecer y ultrajar. Ayúdanos a no unirnos a los que se burlan de quienes sufren o son débiles. Ayúdanos a reconocer tu rostro en los humillados y marginados. Ayúdanos a no desanimarnos ante las burlas del mundo cuando se ridiculiza la obediencia a tu voluntad. Tú has llevado la cruz y nos has invitado a seguirte por ese camino (Mt 10, 38).
Danos fuerza para aceptar la cruz, sin rechazarla; para no lamentarnos ni dejar que nuestros corazones se abatan ante las dificultades de la vida. Anímanos a recorrer el camino del amor y, aceptando sus exigencias, alcanzar la verdadera alegría.

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro
3ª ESTACION. JESUS CAE POR PRIMERA VEZ
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo

PALABRA DE DIOS: Flp. 2,7
Cristo Jesús se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, haciéndose uno de tantos.

REFLEXION:
Cae por agotamiento. Tiene el cuerpo ensangrentado por la flagelación, la cabeza coronada de espinas. Le faltan las fuerzas. Cae, pues, y la cruz lo aplasta con su peso contra la tierra.
Hay que volver a las palabras del profeta que siglos antes ha previsto esta caída, casi como si la estuviera viendo con sus propios ojos: ante el Siervo del Señor, en tierra bajo el peso de la cruz, manifiesta el verdadero motivo de la caída: «Dios cargó sobre él los pecados de todos nosotros». Han sido los pecados los que han aplastado contra la tierra al Condenado.
Han sido ellos los que determinan el peso de la cruz que él lleva a sus espaldas. Han sido los pecados los que han ocasionado su caída. Cristo se levanta a duras penas para proseguir el camino. Los soldados que lo escoltan intentan instigarle con gritos y golpes. Tras un momento, el cortejo prosigue.
Jesús cae y se levanta. De este modo, el Redentor del mundo se dirige sin palabras a todos los que caen. Les exhorta a levantarse. «El mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido curados» (1 Pe 2, 24).
Nos cuesta contemplar a un Dios que, amando, se nos presenta como atado. Cristo no quiere vencer sino convencer. Convencidos por un Cristo que se encuentra en los Pobres se sintieron Vicente de Paúl y Luisa de Marillac. Dejan atrás su situación acomodada y privilegiada y se sienten llamados, interpelados… enviados. Descubren que Cristo se encuentra en la historia sufriente de la humanidad, no en los buenos propósitos. Una cristología Vicenciana que deja de ser teórica para hacerse práctica, desde un Cristo encarnado en los márgenes de la sociedad y hecho siervo para anunciar la Buena Nueva a favor de los Pobres. La fuerza del Espíritu los llevó a sentirse enviados a “liberar a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a dignificar a los oprimidos y a proclamar la bondad del Señor”. Cristo nunca falsificó el amor, se dejó el pellejo en la entrega. Se hizo pequeño y débil. Dar la vida es amar en debilidad.

PETICION: Construir un mundo basado en el amor, el respeto, el perdón, la tolerancia, la generosidad... es difícil. Te pedimos, Cristo de la Noche Oscura, que en ti encontremos la fuerza para hacerlo; que seas tú nuestro Maestro.
¿TE CUESTA VER A JESÚS POR LOS SUELOS? ¿SIGUES LA MENTALIDAD DEL MUNDO, LA DE LOS FUERTES, LA DE MACHACAR AL OTRO CON TAL DE SUBIR O SALES AL PASO DE SUS DIFICULTADES?

ORACIÓN
Señor Jesús, el peso de la cruz te ha hecho caer. El peso de nuestro pecado, el peso de nuestra soberbia, te derriba. Pero tu caída no es signo de un destino adverso, no es la pura y simple debilidad de quien es despreciado. Has querido venir a socorrernos porque a causa de nuestra soberbia yacemos en tierra. La soberbia de pensar que podemos forjarnos a nosotros mismos lleva a transformar al hombre en una especie de mercancía, que puede ser comprada y
vendida, una reserva de material para nuestros experimentos, con los cuales esperamos superar por nosotros mismos la muerte, mientras que, en realidad, no hacemos más que mancillar cada vez más profundamente la dignidad humana. Señor, ayúdanos porque hemos caído. Ayúdanos a renunciar a nuestra soberbia destructiva y, aprendiendo de tu humildad, a levantarnos de nuevo.

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro

4ª ESTACION. JESUS SE ENCUENTRA A SU SANTISIMA MADRE.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo
EVANGELIO: Jn.19, 25-27
Junto a la Cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María la mujer de Cleofás y María Magdalena. Jesús viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dice al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

REFLEXIÓN:
Cuando en el camino hacia la cruz encontró a su Hijo, quizás le vinieron a la mente precisamente estas palabras. Con una fuerza particular. «Reinará.... Su reino no tendrá fin», había dicho el mensajero celestial. Ahora, al ver que su Hijo, condenado a muerte, lleva la cruz en la que habría de morir, podría preguntarse, humanamente hablando: ¿Cómo se cumplirán aquellas palabras? ¿De qué modo reinará en la casa de David? ¿Cómo será que su reino no tendrá fin?
Son preguntas humanamente comprensibles. María, sin embargo, recuerda que tiempo atrás, al oír el anuncio del Ángel, había contestado: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Ahora ve que aquellas palabras se están cumpliendo como palabra de la cruz.
Porque es madre, María sufre profundamente. No obstante, responde también ahora como respondió entonces, en la anunciación: «Hágase en mí según tu palabra». De este modo, maternalmente, abraza la cruz junto con el divino Condenado..en el camino hacia la cruz. María se manifiesta como Madre del Redentor del mundo. «Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta» (Lm 1,12).
Es la Madre Dolorosa la que habla, la Madre del Redentor del mundo. María siempre está presente en el camino de la Cruz de todos los hombres. No existe ninguna situación de dolor, de sufrimientos en la que no encontremos su presencia materna. Sabe lo duro que se hace amar en la vida, las pruebas del abandono, las angustias en todas las experiencias de muerte.
La Comunidad Cristiana está llamada a ser reino nuevo en el que la fraternidad y la solidaridad sean actitudes que caractericen la alternativa de los cristianos ante el reino viejo.

PETICION: La vida de María es expresión viva de las actitudes del verdadero discípulo de Cristo. Enséñanos, Padre Bueno, a saber llegar hasta el final; a acompañar a Jesús en todos los momentos de sus enseñanzas; a no abandonarle ante la primera dificultad.
¿ABANDONAMOS A NUESTRO HERMANO ANTE LA PRIMERA DIFICULTAD?

ORACIÓN
Santa María, Madre del Señor, has permanecido fiel cuando los discípulos huyeron. Al igual que creíste cuando el ángel te anunció lo que parecía increíble –que serías la madre del Altísimo – también has creído en el momento de su mayor humillación.
Por eso, en la hora de la cruz, en la hora de la noche más oscura del mundo, te han convertido en la Madre de los creyentes, Madre de la Iglesia.
Te rogamos que nos enseñes a creer y nos ayudes para que la fe nos impulse a servir y dar muestras de un amor que socorre y sabe compartir el sufrimiento.
V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro
5ª ESTACION. JESUS ES AYUDADO POR EL CIRINEO A LLEVAR LA CRUZ
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo
EVANGELIO: Mt. 27, 32.
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.
REFLEXION:
En un canto de cuaresma se escuchan estas palabras: «Bajo el peso de la cruz Jesús acoge al Cireneo». Son palabras que dejan entrever un cambio total de perspectiva: el divino Condenado aparece como alguien que, en cierto modo, «hace don» de la cruz.
¿Acaso no fue El quien dijo: «El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí?» (Mt 10,38). Simón recibe un don. Se ha hecho «digno» de él. Lo que a los ojos de la gente podía ofender su dignidad, en la perspectiva de la redención, en cambio, le ha otorgado una nueva dignidad. El Hijo de Dios le ha convertido, de manera singular, en copartícipe de su obra salvífica.
Llevando la cruz, fue introducido en el conocimiento del evangelio de la cruz. Desde entonces este evangelio habla a muchos, a innumerables cireneos, llamados a lo largo de la historia a llevar la cruz junto con Jesús.
Nadie quiere ayudar a Jesús, no hubo espontáneos. Para descubrir al que nos necesita tenemos que centrar nuestra mirada en el pobre, en su persona, en su situación, en su historia, en su entorno. Santa Luisa de Marillac asimila las enseñanzas de Vicente de Paúl: ” Somos responsables, si los pobres sufren por su ignorancia, somos culpables de todo lo que sufren si no sacrificamos toda nuestra vida para instruirlos” .“ Reconozcamos delante de Dios que ellos son nuestros amos y maestros”.
Ser Cireneo es no rehuir de la cruz del hermano, es entender el Evangelio del sufrimiento, es ser solidario del hombre humillado; el Cireneo es parábola viva de todos aquellos que, en el pasado y en el presente, se comprometen con Jesús a hacer de este mundo un mundo de hermanos. En un mundo en el que lo importante es aparentar, tener poder y tener dinero, parece que todo vale; que todo se puede comprar y vender incluso la amistad o la fidelidad. Dios es fiel.

PETICION: Cristo de la Noche Oscura, sabemos lo doloroso que te fue hablar de amor y de fraternidad como lo hiciste; te pedimos que nos des valentía para continuar tu labor; te pedimos que nos animes a ser cireneos de esa cruz que tú llevas que nace de un mundo lleno de injusticias e insolidaridades.
¿TU CORAZÓN SEGUIRÁ SIENDO PIEDRA PARA NO CAPTAR EL PESO DE LA CRUZ DE TU HERMANO?

ORACIÓN
Señor, a Simón de Cirene le has abierto los ojos y el corazón, dándole, al compartir la cruz, la gracia de la fe. Ayúdanos a socorrer a nuestro prójimo que sufre, aunque esto contraste con nuestros proyectos y nuestras simpatías. Danos la gracia de reconocer como un don el poder compartir la cruz de los otros y experimentar que así caminamos contigo.
Danos la gracia de reconocer con gozo que, precisamente compartiendo tu sufrimiento y los sufrimientos de este mundo, nos hacemos servidores de la salvación, y que así podemos ayudar a construir tu cuerpo, la Iglesia.

V/ Señor,
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro
6ª ESTACION. LA VERONICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESUS.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo

EVANGELIO: Mt. 25, 40
Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis".

REFLEXION:
La Verónica no aparece en los Evangelios. No se menciona este nombre, aunque se citan los nombres de diversas mujeres que aparecen junto a Jesús. Puede ser, pues, que este nombre exprese más bien lo que esa mujer hizo. En efecto, según la tradición, en el camino del calvario una mujer se abrió paso entre los soldados que escoltaban a Jesús y enjugó con un velo él sudor y la sangre del rostro del Señor. Aquel rostro quedó impreso en el velo; un reflejo fiel, un «verdadero icono». A eso se referiría el nombre mismo de Verónica. Si es así, este nombre, que ha hecho memorable el gesto de aquella mujer, expresa al mismo tiempo la más profunda verdad sobre ella.
Un día, ante la crítica de los presentes, Jesús defendió a una mujer pecadora que había derramado aceite perfumado sobre sus pies y los había enjugado con sus cabellos. A la objeción que se le hizo en aquella circunstancia, respondió: «¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una obra buena ha hecho conmigo (...). Al derramar este ungüento sobre mi cuerpo, en vista de mi sepultura lo ha hecho» (Mt 26,10-12). Las mismas palabras podrían aplicarse también a la Verónica. Se manifiesta así la profunda elocuencia de este episodio. El Redentor del mundo da a Verónica una imagen auténtica de su rostro.
El velo, sobre el que queda impreso el rostro de Cristo, es un mensaje para nosotros. En cierto modo nos dice: He aquí cómo todo acto bueno, todo gesto de verdadero amor hacia el prójimo aumenta en quien lo realiza a semejanza con el Redentor del mundo.
Como en tiempos de Jesús, a lo largo de la historia se suceden situaciones de extrema pobreza, nuestros fundadores descubrieron una terrible marginación, guerras, un hambre espantosa que hacía parecer a las personas “esqueletos cubiertos de piel”, una miseria espiritual que conducía a la desesperación. Hoy, después de tantos años, esta realidad es más acuciante aún. Y como entonces hizo la Verónica, las Hijas de la Caridad y personas comprometidas, seguimos enjugando el rostro sufriente de Cristo en Haití, Burundi, Ruanda, Mozambique,… en tantos otros países de África y Asia..
Los actos de amor no pasan. Cualquier gesto de amor, de comprensión y de servicio deja en el corazón del hombre una señal indeleble, que lo asemeja un poco más a Aquel que “se despojó de sí mismo tomando la condición de siervo” (Flp 2,7). Así se forma la identidad del verdadero nombre del ser humano.

PETICION: Cristo de la Noche Oscura, que como aquella mujer sepamos descubrir tu rostro en el rostro de todo el que sufra; que como ella, nos arriesguemos a enjugarle el rostro y a ayudarle. ¿EXTIENDO MI MANO PARA ENJUGAR EL ROSTRO DEL NECESITADO?
ORACIÓN
Señor, la Verónica ha descubierto tu rostro sufriente. Con este gesto nos estáis hablando del día del Juicio, cuando nos encontremos en tu presencia, en presencia del Juez del mundo y queden de manifiesto nuestras buenas acciones y nos digas que todo lo que hemos hecho a los más pequeños, a ti te lo hemos hecho. Danos la sencillez y pureza que nos permiten ver tu presencia en el mundo. Graba tu rostro en nuestros corazones, para que así podamos encontrarte y mostrar al mundo tu imagen.

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro

7ª ESTACION. JESUS CAE POR SEGUNDA VEZ.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo
PALABRA DE DIOS: Salmo 118, 13-14
Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y roca, Él es mi salvación
REFLEXION:
En el polvo de la tierra está el Condenado. Aplastado por el peso de su cruz. Cada vez más le fallan sus fuerzas. Pero, aunque con gran esfuerzo, se levanta para seguir el camino: ¿Qué nos dice a nosotros, hombres pecadores, esta segunda caída? Parece exhortarnos a levantarnos, a levantarnos otra vez en nuestro camino de la cruz.
Cyprian Norwid escribe: «No detrás de sí mismos con la cruz del Salvador, sino detrás del Salvador con la propia cruz». Santa Luisa afirma: “En Jesús crucificado pongo toda mi esperanza” Y en repetidas ocasiones habla a las Hermanas sobre el sentido de la cruz.” Ya ve usted, querida Hermana, que el camino por el que Dios quiere que vaya hacia Él es el camino real de la cruz; no dudo de que se deja usted llevar por él de buen grado y alegremente para cumplir su santa voluntad”. Anima a sentirnos felices ante el peso de la cruz: “Hermana, si hay alguna sombra que la apena, humíllese y sopórtela como una cruz muy amable, puesto que es nuestro Señor quien la permite para usted”. Sentencias breves pero que dicen mucho. Explican en qué sentido el cristianismo es la religión de la cruz.
Desde hace dos mil años el evangelio de la cruz habla al hombre. Desde hace veintiún siglos Cristo, que se levanta de la caída, encuentra al hombre que cae. A lo largo de estos dos milenios, muchos han experimentado que la caída no significa el final del camino. Encontrando al Salvador, se han sentido sosegados por Él: «Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad» (2 Co 12,9). Se han levantado confortados y han transmitido al mundo la palabra de la esperanza que brota de la cruz.
En el umbral del nuevo milenio, estamos llamados a profundizar el contenido de este encuentro. Es necesario que nuestra generación lleve a los siglos venideros la buena nueva de nuestro volver a levantarnos en Cristo.
La debilidad de Cristo es su amor apasionado; su locura es entregarse sin condiciones. Siempre le gustó al Hijo de Dios presentarse con la debilidad del verdadero amor: desde Belén hasta la Cruz. Quizá nosotros no entendamos esta locura de amor, porque nos falte la experiencia del otro “loco de amor por los hombres” el Padre Dios.

PETICION: Cristo de la Noche Oscura, enséñanos el camino que lleva a sentirse amado por el Padre como tú te sentiste para dar la vida, superándolo todo, como tú lo hiciste. Haz de nosotros “locos de amor”. ¿CÓMO LLEVO MI CRUZ?
ORACIÓN
Señor Jesucristo, has llevado nuestro peso y continúas llevándolo. Es nuestra carga la que te hace caer. Pero levántanos tú, porque solos no podemos reincorporarnos. En lugar de un corazón de piedra danos de nuevo un corazón de carne, un corazón capaz de ver.
Destruye el poder de las ideologías, para que los hombres puedan reconocer que están entretejidas de mentiras. No permitas que el muro del materialismo llegue a ser insuperable.
Haz que te reconozcamos de nuevo. Haznos sobrios y vigilantes para poder resistir a las fuerzas del mal y ayúdanos a reconocer las necesidades interiores y exteriores de los demás, a socorrerlos. Levántanos para poder levantar a los demás. Danos esperanza en medio de toda esta oscuridad, para que seamos portadores de esperanza para el mundo.

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro

8ª ESTACION. JESUS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALEN
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo
LECTURA: Lc. 23, 27-28. 30-31
Les seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Entonces comenzaron a decir a las montañas: Caed sobre nosotros, y a los collados: Sepultadnos, porque si esto hace al leño verde, ¿qué no harán al seco?
REFLEXION:
Son las palabras de Jesús a las mujeres, que lloraban mostrando compasión por el Condenado. «No lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos». Entonces era verdaderamente difícil entender el sentido de estas palabras. Contenían una profecía que pronto habría de cumplirse. Poco antes, Jesús había llorado por Jerusalén, anunciando la horrenda suerte que le iba a tocar. Ahora, Él parece remitirse a esa predicción: «Llorad por vuestros hijos...». Llorad, porque ellos, precisamente ellos, serán testigos y partícipes de la destrucción de Jerusalén, de esa Jerusalén que «no ha sabido reconocer el tiempo de la visita» (Lc 19,44).
“Reconocer el tiempo de la visita”, como aquellas mujeres del s. XVII que se movilizan ante las miserias y acuden a ayudar “como si de un fuego se tratara”. Mujeres que, como Vicente de Paúl, pueden decir: “El amor es inventivo hasta el infinito” y bajo su impulso organizan la Caridad.
Si, mientras seguimos a Cristo en el camino de la cruz, se despierta en nuestros corazones la compasión por su sufrimiento, no podemos olvidar esta advertencia. «Si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?». Para nuestra generación, más que de llorar por Cristo martirizado, es la hora de «reconocer el tiempo de la visita». Ya resplandece la aurora de la resurrección. «Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación» (2Cor 6).
Cristo dirige a cada uno de nosotros estas palabras del Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono» (Apoc. 3, 20-2 1).

PETICION: Cristo de la Noche Oscura, haz posible que nunca seamos de los que hacemos sufrir a los demás; que seamos, más bien, de aquellos que saben “mirar y ver” y comprometerse con la construcción de un mundo en donde el necesitado sea el más querido. ¿LLORAMOS CON EL DÉBIL O NOS RESULTA INDIFERENTE?
ORACIÓN
Señor, a las mujeres que lloran les has hablado de compasión y de consuelo pero en tus palabras también hay algo de reproche, nada conseguimos con llorar tardíamente. Nos llamas a superar la concepción del mal como algo banal, con la cual nos tranquilizamos para poder continuar nuestra vida de siempre.
Conviértenos y danos una vida nueva; no permitas que, al final, nos quedemos como el leño seco, sino que lleguemos a ser sarmientos vivos en ti, la vida verdadera, y que produzcamos frutos para la vida eterna ( Jn. 15, 1-10)

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro
9ª ESTACION. JESUS CAE EN TIERRA POR TERCERA VEZ.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo

PALABRA DE DIOS: 1 Cor 1, 21-25
Dios tuvo a bien salvar a los que creen con esa locura que predicamos. Pues mientras los judíos piden señales y los griegos buscan saber, nosotros predicamos un Mesías crucificado, para los judíos un escándalo, para los paganos una locura; en cambio, para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Mesías que es portento de Dios y saber de Dios: porque la locura de Dios es más sabia que los hombres y la debilidad de Dios más potente que los hombres.

REFLEXION:
Cristo se desploma de nuevo a tierra bajo el peso de la cruz. La muchedumbre que observa, está curiosa por saber si aún tendrá fuerza para levantarse.
San Pablo escribe: «El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz» (Flp 2,6-8). La tercera caída parece manifestar precisamente esto: El despojo, la kenosis del Hijo de Dios, la humillación bajo la cruz: Jesús había dicho a los discípulos que había venido no para ser servido, sino para servir (cf. Mt 20,28).
Caer por tercera vez en el camino de la cruz, significa que Cristo se ha entregado a la muerte en fragilidad, con todas las consecuencias. Pensar que Jesús ya había caído hasta tocar tierra en Getsemaní, nos puede ayudar a ver hasta qué punto ese “sufrir por amor” estaba asumido por Jesús; Jesús sabía que se iba a sentir abandonado por todos, lo acepta y sigue adelante. Jesús acepta el dolor de “Venir a los suyos... y no ser recibido”. Es el amor que da hasta caer por tierra, ante el desprecio de los “suyos” que no han conocido el Amor.
Tú y yo somos responsables de tantos hermanos nuestros que continúan cayendo, es urgente que nos dejemos zarandear por los pobres, que sintamos como nos diría San Vicente que “ellos son nuestro peso y nuestro dolor”.

PETICION: Te pedimos Cristo de la Noche Oscura, por todos los que caen en la desilusión, la desesperanza y el miedo, por los que se ven sin fuerzas para continuar el camino, por los que no saben amar sin recibir recompensa. Para que, fijándose en ti, pongan en ti su fuerza. ¿ TE DEJAS ZARANDEAR POR LOS POBRES?
ORACIÓN
Señor, frecuentemente tu Iglesia nos parece una barca a punto de hundirse, que hace aguas por todas partes. Y también en tu campo vemos más cizaña que trigo. Nos abruman los Pobres, su atuendos y su rostros tan sucios. Pero los empañamos nosotros mismos.
Ten piedad de tu Iglesia: también en ella Adán, el hombre, cae una y otra vez. Al caer, quedamos en tierra y Satanás se alegra, porque espera que ya nunca podremos levantarnos; espera que tú, siendo arrastrado en la caída de tu Iglesia, quedes abatido para siempre. Pero tú te levantarás. Tú te has reincorporado, has resucitado y puedes levantarnos. Salva y santifica a tu Iglesia. Sálvanos y santifícanos a todos.

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro
10ª ESTACION. JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo

EVANGELIO: Mt. 27, 34-39
Le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero Él, después de probarlo, no quiso beberlo. Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echándolo a suertes. Y se quedaron sentados allí, para custodiarlo. Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: “éste es Jesús, el Rey de los judíos”.

REFLEXION:
“Jesús es despojado de sus vestiduras, es despojado de todo”, pero curiosamente es el hombre más rico de todos los tiempos: el que más ha cambiado el mundo, en toda la historia de la humanidad.
Lo despojan de lo poco que le queda y quieren calmar su dolor, “él después de probarlo, no quiso beberlo” (Mt. 27, 34). No quiere nublar su conciencia durante la agonía. Quería agonizar en la cruz conscientemente, cumpliendo la misión recibida del Padre. Esto es contrario a las ejecuciones romanas. Clavando al condenado en la cruz tratan de amortiguar su sensibilidad y conciencia. Cristo quiere mantener despierta la conciencia hasta el final. Su muerte es un sacrificio de expiación. Lo despojan de su vestidura pero no le pueden quitar lo que le queda, la aceptación completamente libre de su sufrimiento.
Conciencia y libertad: son los requisitos imprescindibles del actuar plenamente humano. El mundo conoce tantos medios para debilitar la voluntad y ofuscar la conciencia que es necesario defenderlas celosamente de todas las violencias. Incluso el esfuerzo legítimo por atenuar el dolor deber realizarse siempre respetando la dignidad humana.
Hay que comprender profundamente el sacrificio de Cristo, es necesario unirse a Él para no rendirse, para no permitir que la vida y la muerte pierdan su valor.
El sufrimiento de Cristo, el sentirse despojado de sus vestiduras nos muestra el valor de la pobreza. Ser pobre es tener un corazón lleno de caridad. El que es rico busca suavizar el sufrimiento, vive tan pendiente de sus bienes y de si mismo… que se le ha vaciado el corazón y no puede ser feliz. Esta estación nos enseña el valor del despojo, de la pobreza, de la aceptación del sufrimiento. Al final de la vida solo quedará el Amor. Todo lo demás, que tanto nos preocupa, pasará… la clave de la alegría cristiana está en despojarse, en el gozo de hacerse pobre amando hasta darlo todo, porque dejando a un lado el “poder”, el “tener” y la “búsqueda del placer” encontraremos la verdadera vida y la verdadera alegría.

PETICION: Cristo de la Noche Oscura, te pedimos que seamos capaces de emprender un camino en el que no busquemos la riqueza o la comodidad material, sino que busquemos ser ricos amando y dándonos a los demás. ¿DE QUÉ ME DESPOJO YO?
ORACIÓN
Señor Jesús, has sido despojado de tus vestiduras, expuesto a la deshonra, expulsado de la sociedad. Te has cargado de la deshonra de Adán, sanándolo. Te has cargado con los sufrimientos y necesidades de los pobres, aquellos que están excluidos del mundo. Pero es exactamente así como cumples la palabra de los profetas.
Es así como das significado a lo que aparece privado de significado. Es así como nos haces reconocer que tu Padre te tiene en sus manos, a ti, a nosotros y al mundo. Concédenos un profundo respeto hacia el hombre en todas las fases de su existencia y en todas las situaciones en las cuales lo encontramos. Danos el traje de la luz de tu gracia.

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro
11ª ESTACIÓN. JESÚS ES CRUCIFICADO.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo

EVANGELIO: Lc. 23, 33-34
Cuando llegaron al lugar llamado “la Calavera”, los crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Jesús decía: Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen."

REFLEXION:
Se cumplen las palabras del profeta. Comienza la ejecución. Los golpes de los soldados aplastan contra el madero de la cruz las manos y los pies del condenado. En las muñecas de las manos, los clavos penetran con fuerza. Esos clavos sostendrán al condenado entre los indescriptibles tormentos de la agonía. En su cuerpo y en su espíritu de gran sensibilidad. Cristo sufre lo indecible. Junto a él son crucificados dos verdaderos malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Se cumple así la profecía: «con los rebeldes fue contado» (Is 53,12).
Cuando los soldados levanten la cruz, comenzará una agonía que durará tres horas. Es necesario que se cumpla también esta palabra: «Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12, 32). ¿Qué es lo que «atrae» de este condenado agonizante en la cruz? Ciertamente, la vista de un sufrimiento tan intenso despierta compasión.
¿Cómo explicar que, generación tras generación, esta terrible visión haya atraído a una multitud incontable de personas, que han hecho de la cruz el distintivo de su fe; de hombres y mujeres que durante siglos han vivido y dado la vida mirando este signo? Cristo atrae desde la cruz con la fuerza del amor, del Amor divino, que ha llegado hasta el don total de sí mismo; del Amor infinito, que en la cruz ha levantado de la tierra el peso del cuerpo de Cristo, para contrarrestar el peso de la culpa antigua; del Amor ilimitado, que ha colmado toda ausencia de amor y ha permitido que el hombre nuevamente encuentre refugio entre los brazos del Padre misericordioso.
¡Que Cristo elevado en la cruz nos atraiga también a nosotros, hombres y mujeres del nuevo milenio! Bajo la sombra de la cruz, «vivimos en el amor como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma» (Ef 5,2).
Ha llegado la hora de la crucifixión. Jesús es clavado en la cruz y alzado en alto. Siempre es difícil entender la locura de la cruz, algo incomprensible para nuestro entendimiento pero, sin embargo, en ella está la clave del seguidor de Jesús.
Santa Luisa nos diría que esta locura de la cruz nos exige mucho más que dar una limosna, o una medicina, un vestido o una ayuda más o menos permanente. Exige dar la vida por todos, sin reservarse nada. No es nada dar sus bienes en comparación con darse una misma y emplear todos los momentos de su vida… por amor de Dios, sirviendo a los Pobres”.

PETICION: Enséñanos, Cristo de la Noche Oscura, a amar no sólo “más o menos”, no sólo “un poco” sino a ser generosos con nuestra vida como tú lo hiciste, enséñanos a no poner disculpas al amor. ¿QUÉ SIGNIFICA EN MI VIDA LLEVAR UNA CRUZ?
ORACIÓN
Señor Jesucristo, te has dejado clavar en la cruz, aceptando la terrible crueldad de este dolor, la destrucción de tu cuerpo y de tu dignidad. Te has dejado clavar, has sufrido sin evasivas ni compromisos. Ayúdanos a no desertar ante lo que debemos hacer. A unirnos estrechamente a ti. A desenmascarar la falsa libertad que nos quiere alejar de ti. Ayúdanos a aceptar tu libertad «comprometida» y a encontrar en la estrecha unión contigo la verdadera libertad.

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro
12ª ESTACIÓN. JESÚS MUERE EN LA CRUZ.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo

EVANGELIO: Mc. 15, 33-39.
Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: “Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?”, -que quiere decir– “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”. Al oír esto algunos de los presentes decían: “Mira, llama a Elías.”
Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: “Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle.” Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró. Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”.
REFLEXIÓN:
Todo moribundo experimenta la sombra de la angustia de la soledad, el abandono total. Pero ¿El Padre puede abandonar al Hijo? El grito de Jesús es un grito misterioso, de sufrimiento total, de esperanza contra toda esperanza.Los labios de Jesús confiesan otro misterio: La sed de su cuerpo es sed divina. Y Jesús muere ante los que le miran y ante los que se burlan de El. Reclinó su cabeza coronada de espinas. Y ante el pasmo de cielo y tierrapende colgado y muerto el cuerpo del Hijo de Dios.
Cuando llega la hora de nona, Jesús grita: «¡Todo está cumplido!» (Jn 19,30). Ha llevado a cumplimiento la obra de la redención. La misión, para la que vino a la tierra, ha alcanzado su propósito. Lo demás pertenece al Padre: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46). Dicho esto, expiró. «El velo del Templo se rasgó en dos...» (Mt 27,51). El «santo de los santos» en el templo de Jerusalén se abre en el momento en que entra el Sacerdote de la Nueva y Eterna Alianza.

PETICION: Te pedimos, Cristo de la Noche Oscura, que no se produzcan más muertes de hombres inocentes, que tu muerte y la muerte de todos los hombres sirva para crear un Mundo Nuevo. ¿DÓNDE MUERE HOY CRISTO?

ORACIÓN
Señor Jesucristo, en la hora de tu muerte se oscureció el sol. Constantemente estás siendo clavado en la cruz. En este momento histórico vivimos en la oscuridad de Dios. Por el gran sufrimiento, y por la maldad de los hombres, el rostro de Dios, tu rostro, aparece difuminado, irreconocible. Pero en la cruz te has hecho reconocer.
Porque eres el que sufre y el que ama, eres el que ha sido ensalzado. Precisamente desde allí has triunfado. En esta hora de oscuridad y turbación, ayúdanos a reconocer tu rostro. A creer en ti y a seguirte en el momento de la necesidad y de las tinieblas. Muéstrate de nuevo al mundo en esta hora. Haz que se manifieste tu salvación.

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro
13ª ESTACIÓN. JESÚS MUERTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo
EVANGELIO: Jn. 19, 32-35
Estaban junto a la cruz de Jesús, su madre; la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena... Siendo día de preparativos, los judíos, para evitar que el sábado se quedaran los cuerpos en la cruz, porque aquel sábado era un día muy solemne, le pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran...

REFLEXIÓN:
Han devuelto a las manos de la Madre el cuerpo sin vida del Hijo. Los Evangelios no hablan de lo que ella experimentó en aquel instante. Es como si los Evangelistas, con el silencio, quisieran respetar su dolor, sus sentimientos y sus recuerdos. O, simplemente, como si no se considerasen capaces de expresarlos. Sólo la devoción multisecular ha conservado la imagen de la «Piedad», grabando de ese modo en la memoria del pueblo cristiano la expresión más dolorosa de aquel inefable vínculo de amor nacido en el corazón de la Madre el día de la anunciación y madurado en la espera del nacimiento de su divino Hijo.
Ese amor se reveló en la gruta de Belén, fue sometido a prueba ya durante la presentación en el Templo, se profundizó con los acontecimientos conservados y meditados en su corazón (cfr. Lc 2, 51). Ahora este íntimo vínculo de amor debe transformarse en una unión que supera los confines de la vida y de la muerte. Y será así a lo largo de los siglos: los hombres se detienen junto a la estatua de la Piedad de Miguel Ángel, se arrodillan delante de la imagen de la Melancólica Benefactora, en la iglesia de los Franciscanos, en Cracovia, ante la Madre de los Siete Dolores, Patrona de Eslovaquia; veneran a la Dolorosa en tantos santuarios en todas las partes del mundo. De este modo aprenden el difícil amor que no huye ante el sufrimiento, sino que se abandona confiadamente a la ternura de Dios, para el cual nada es imposible (cf. Lc 1, 37).
Muchas veces no sabemos mirar más allá de los acontecimientos: buscamos lo inmediato, el resultado rápido. María, con sus brazos llenos de Jesús muerto, nos está señalando ya lo que hay más allá del aparente fracaso de su hijo Jesús; para muchos el hacer el bien, el perdonar, el ser generoso... no lleva más que a hacer el tonto o, en el peor de los casos al sufrimiento y a la muerte; para otros, los que saben ver las cosas de verdad, la única manera de hacer un mundo en donde no haya violencia es empezar por uno mismo y dar la vida por ello. María, nos presenta el cuerpo de su hijo muerto, pero como aquél que muestra el secreto de la verdadera vida; como aquél que señala la resurrección cercana. Aquel que nos dice: “Cumplid la voluntad del Padre”. Miremos en esta noche a María como la Madre de Cristo y de la Iglesia que sigue diciéndonos: “Haced lo que Él os diga” (Jn. 2, 5)

PETICION: María, Madre de Cristo y madre nuestra, haznos capaces en esta Pascua de entrar dentro de nosotros mismos y examinar las zonas de nuestro ser qe están necesitadas de presencia salvadora de Cristo. CONTEMPLO A CRISTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE…¿QUÉ ME DICE?

ORACIÓN
Señor, has bajado hasta la oscuridad de la muerte. Pero tu cuerpo es recibido por manos piadosas y envuelto en una sábana limpia (Mt 27, 59). La fe no ha muerto del todo, el sol no se ha puesto totalmente. Cuántas veces parece que estés durmiendo. Qué fácil es que nosotros, los hombres, nos alejemos y nos digamos a nosotros mismos: Dios ha muerto.
Haz que en la hora de la oscuridad reconozcamos que Tú estás presente. No nos dejes solos cuando nos aceche el desánimo. Y ayúdanos a no dejarte solo. Danos una fidelidad que resista en el extravío y un amor que te acoja en el momento de tu necesidad más extrema, como tu Ma
dre, que te arropa de nuevo en su seno.

V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro
14ª ESTACIÓN. JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO.
V/ Te adoramos Cristo y bendecimos
R/ Que por tu santa cruz redimiste al mundo

LECTURA: (Mt. 27, 57-66)
Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús, se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio orden de que se le entregase. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra María sentadas fuera, junto al sepulcro.
Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato y le dijeron: “Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún vivía, "a los tres días resucitaré". Manda, pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: resucitó de entre los muertos, y la última impostura sea peor que la primera” Pilato les dijo: “Tenéis una guardia. Id, aseguradlo como sabéis” Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.

REFLEXION:
«Fue crucificado, muerto y sepultado...».
El cuerpo sin vida de Cristo fue depositado en el sepulcro. La piedra sepulcral, sin embargo, no es el sello definitivo de su obra. La última palabra no pertenece a la falsedad, al odio y al atropello. La última palabra será pronunciada por el Amor, que es más fuerte que la muerte.
«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto» ( Jn 12, 24). El sepulcro es la última etapa del morir de Cristo en el curso de su vida terrena; es signo de su sacrificio supremo por nosotros y por nuestra salvación.
Muy pronto este sepulcro se convertirá en el primer anuncio de alabanza y exaltación del Hijo de Dios en la gloria del Padre, «Fue crucificado, muerto y sepultado (....) al tercer día resucitó de entre los muertos». Con el cuerpo sin vida de Jesús en el sepulcro, a los pies del Gólgota, la Iglesia inicia la vigilia del Sábado Santo. María conserva en lo profundo de su corazón y medita la pasión del Hijo; las mujeres se dan cita para la mañana del día siguiente del sábado, para ungir con aromas el cuerpo de Cristo; los discípulos se reúnen, ocultos en el Cenáculo, hasta que no haya pasado el sábado. Viven desde el silencio y se cumple lo que más tarde nos dirá San Vicente: “Dadme un hombre de oración y será capaz de todo”
Esta vigilia acabará con el encuentro en el sepulcro, el sepulcro vacío del Salvador. Entonces el sepulcro, testigo mudo de la resurrección, hablará. La losa levantada, el interior vacío, las vendas por tierra, será lo que verá Juan, llegado al sepulcro junto con Pedro: «Vio y creyó» (Jn 20, 8). Y, con él, creyó la Iglesia, que desde aquel momento no se cansa de transmitir al mundo esta verdad fundamental de su fe: «Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicia de todos los que han muerto» (1 Co 15, 20). El sepulcro vacío es signo de la victoria definitiva, de la verdad sobre la mentira, del bien sobre el mal, de la misericordia sobre el pecado, de la vida sobre la muerte. El sepulcro vacío es signo de la esperanza que «no defrauda» (Rm 5, 5). «Nuestra esperanza está llena de inmortalidad» (Sb 3, 4).
Este cuerpo, cuidadosamente envuelto, es bajado con gran cuidado a la tierra. Los presentes expresan su pena y condolencia de diferentes maneras. Hasta la más pobre sepultura puede ser un lugar de reposo apropiado cuando el cuerpo es tratado con reverencia.
Jesús es desclavado y desciende de la cruz. Jesús es sepultado para que su cadáver no quede expuesto y entregado a la noche. La sábana conoce el último contacto de la piel, ya sosegada, maltratada de Jesús. El cuerpo de Cristo estrena sepulcro. Todo se hace silencio, el silencio de Dios.

PETICION: Te pedimos, Cristo de la Noche Oscura, que nos ayudes a entender que tu vida y muerte es la luz que debemos ser en el nuevo mundo al que nos invita la Resurrección. ¿ A QUÉ TENGO QUE MORIR PARA PODER RESUCITAR?

ORACIÓN
Señor Jesucristo, al ser puesto en el sepulcro has hecho tuya la muerte del grano de trigo, te has hecho el grano de trigo que muere y produce fruto con el paso del tiempo hasta la eternidad. Desde el sepulcro iluminas para siempre la promesa del grano de trigo del que procede el verdadero maná, el pan de vida en el cual te ofreces a ti mismo.
La Palabra eterna, a través de la encarnación y la muerte, se ha hecho Palabra cercana; te pones en nuestras manos y entras en nuestros corazones para que tu Palabra crezca en nosotros y produzca fruto. Te das a ti mismo a través de la muerte del grano de trigo, para que también nosotros tengamos el valor de perder nuestra vida para encontrarla; a fin de que también nosotros confiemos en la promesa del grano de trigo.
Ayúdanos a amar cada vez más tu misterio eucarístico y a venerarlo, a vivir verdaderamente de ti, Pan del cielo. Auxílianos para que seamos tu perfume y hagamos visible la huella de tu vida en este mundo. Como el grano de trigo crece de la tierra como retoño y espiga, tampoco tú podías permanecer en el sepulcro: el sepulcro está vacío porque él –el Padre– no te «entregó a la muerte, ni tu carne conoció la corrupción» (Hch 2, 31; Sal 15, 10).
No, tú no has conocido la corrupción. Has resucitado y has abierto el corazón de Dios a la carne transformada. Haz que podamos alegrarnos de esta esperanza y llevarla gozosamente al mundo, para ser de este modo testigos de tu resurrección.
V/ Señor, pequé
R/ Tened piedad y misericordia de mi
Padrenuestro

LECTURA: 2Cor 5, 17
“Donde hay un cristiano, hay humanidad nueva; lo viejo ha pasado; mirad, existe algo nuevo “
Nuestro Viacrucis Penitencial ha concluido; hemos actualizado aquel Viernes Santo, te hemos acompañado Cristo de la Noche Oscura, o mejor tú nos has acompañado a nosotros, como lo has hecho con tantos hermanos que nos han precedido, con nuestros familiares, con todas las Hijas de la Caridad que han pasado por esta ciudad desde que hace más de ciento cincuenta años llegaran al Hospital de Santiago para atender a los niños y enfermos.
Te hemos sepultado Señor, sería una locura pensar que te dejamos ahí. Sabemos que resucitado vives para siempre. Nos queda un año por delante hasta que volvamos a encontrarnos bajo tu acogedora mirada. Cristo de la Noche Oscura, ayúdanos a vivir cada día como el auténtico “día en que actuó el señor”, como un domingo prolongado. Sabemos que seguirás padeciendo en los crucificados de nuestra sociedad. Que cada Hermana, que cada laico o consagrado seamos testigos audaces de tu Resurrección, que lo sencillo, lo fraternal, la verdad, la justicia y la confianza en tu divina Providencia sea nuestra seña.

ORACIÓN DE LA COFRADÍA AL CRISTO DE LA NOCHE OSCURA
“En las tinieblas densas de mis dudas y ansiedades, de mis preocupaciones y de mi dolor, me acerca ti, Cristo de la noche Oscura. Cada año te acompaño en tu lenta agonía del Vía Crucis Penitencial. Acompáñame tú cada día en mi trabajo, para que tu presencia colme mi vida de fe, de caridad y de amor al sacrificio”. Amén

domingo, 1 de marzo de 2009

CRONICA DE LA COFRADÍA DEL CRISTO DE LA NOCHE OSCURA. AÑO 2007

Este año ha quedado marcado, sin duda alguna, por el proceso electoral que nos ha llevado a un cambio de presidente, pues D. Luis Cobo Soto había finalizado su segundo mandato. En la Asamblea General Ordinaria del 14 de enero que fue, como siempre, el primer acto de la cofradía, se presentó la terna:
- Candidato a Hermano Mayor: D. Nicolás Fernández del Castillo.
- Candidato a Vicehermano Mayor: D. Diego Jiménez Líndez.
- Candidato a Administrador: D. Bernabé Moya Gallego.
Nicolás Fernández era el anterior Secretario de la cofradía, mientras que Diego Jiménez era el Administrador y Bernabé Moya entraba nuevo en la Directiva. El voto fue unánime, pues los 70 hermanos presentes con derecho a voto lo hicieron a favor.

El XIX Encuentro de Hermandades y Cofradías Salesianas de la Inspectoría de Andalucía Oriental, se realizó este año en Córdoba, organizado por la Hermandad del Prendimiento de esta ciudad. Se celebró el 18 de febrero, y a él asistieron 15 cofradías de cuatro provincias, entre ellas el Cristo de la Noche Oscura.

La preparación de la procesión comenzó el sábado 24 de marzo, fecha en la que se sacó el trono para revisar los tapizados. El sábado siguiente, sábado de Pasión, se trasladaron los faroles hasta la iglesia.

El Martes Santo, 3 de abril, comenzó temprano para realizar el acto de la bajada del Cristo y para preparar todos los enseres que se utilizarían en la procesión de la noche. Este año es noticia el haber podido salir, pues solo tres cofradías de las 18 con las que cuenta Úbeda salieron con normalidad: la nuestra, la Gracia y el Resucitado. Aún así, la procesión se realizó con bastante frío.

A las 8 y media de la tarde comenzaba la Fiesta Principal en el Santuario de María Auxiliadora, con la presencia de la AMU, que interpretó el himno, y del coro del Prendimiento. La fiesta estuvo predicada por el padre carmelita descalzo D. Ángel Monteagudo. Antes del ofertorio, se produjo el juramento del nuevo Hermano Mayor, D. Nicolás Fernández del Castillo, con la circunstancia de que un esguince de tobillo le impidió participar en la procesión. La procesión comenzó a las 10 de la noche, recorriendo las calles Evaristo Sánchez, Murillo, Picasso, Baeza, Virgen de Guadalupe, Explanada (entre el Ambulatorio y el Instituto), Avenida de Ramón y Cajal, Zurbarán, Santo Domingo Savio, Ramón Gutiérrez, Evaristo Sánchez, volviendo a la sede sobre la 1 de la madrugada. En ella participaron 189 hermanos. Las estaciones fueron realizadas y leídas por D. Manuel Molina Delgado. La novedad de este año fueron los cirios de cera virgen, que alumbraron el paso del Señor de la Noche Oscura. Se trata de la undécima vez se sale del Santuario de María Auxiliadora. El anterior fue en 2004. Es la vigésimo novena vez que se entra en Salesianos, donde acaba la procesión ininterrumpidamente desde 2002, pues el año anterior acabó en la Trinidad. Es la décima vez que se entra y sale desde Salesianos. Es la primera vez que pasa por las calle Explanada (entre el ambulatorio y el Instituto San Juan de la Cruz) y Zurbarán (desde la Avenida de Ramón y Cajal hasta Andalucía). El exorno floral se realizó a base de iris morado únicamente. La procesión, como es habitual, apareció en los resúmenes de Canal Sur.

Al día siguiente, Miércoles Santo 4 de abril, a las 12 de la mañana, la Junta Directiva y algunos hermanos se acercaron hasta la iglesia de María Auxiliadora para realizar el desmontaje de faroles, faroleras, atributos y trono, para guardarlos en perfecto estado.

El Domingo de Resurrección, un hermano participó en la procesión del Resucitado.

Con la procesión acaba la presidencia de D. Luis Cobo Soto, aunque de manera real se prolongó hasta el 10 de mayo en el que se realizó la primera Junta Directiva presidida por D. Nicolás Fernández del Castillo. Por ello, vamos a hacer una pequeña semblanza de su paso por la cofradía. Luís Cobo se encontró una cofradía en la que su principal patrimonio, nuestra sagrada imagen, estaba recién restaurada, así que su esfuerzo ha ido en ir cuidando todos los detalles de la hermandad. Por ello, la cofradía ha conocido distintas mejoras en su patrimonio. Seguramente la más visible ha sido el cambio de los faroles por pebeteros con cirios, lo que sucedió en 2004. Los pebeteros fueron diseñados por el capataz D. Salvador Molina López, y realizados por Forja Pepe Moya y Carpintería San Jaime. El color rojo inicial de los cirios ha sido sustituido este año por la cera virgen. También se han estrenado faroles guía de Francisco Muro García, banderines, equipo de megafonía, se han pintado todos los faroles y se ha mejorado el sistema de anclaje con la madera. Fuera del patrimonio tangible, otros actos se han cuidado y mejorado. Desde 2002 la bajada del Cristo de la Noche Oscura desde su altar viene precedida por un acto litúrgico que realiza nuestro vocal de culto D. Manuel Molina. La Fiesta también ha mejorado, pues desde 2004 se puede escuchar en ella el Himno de la cofradía interpretado por la AMU. También desde ese año contamos con una coral en la Fiesta. Bajo el mandato de Luís Cobo también se ha organizado el XVI Encuentro de Hermandades Salesianas de la inspectoría de Andalucía Oriental, en 2004. Por último, y también bajo su presidencia, se ha comenzado a citar a algunos hermanos por correo electrónico, y se ha comprado un apartado de correos, el 119.

Volviendo al relato de este año, el 10 de mayo se dio a conocer la nueva Junta Directiva, formada por:

Director Espiritual: D. José Mario Pérez Sánchez S.D.B.
Hermano Mayor: D. Nicolás Fernández del Castillo.
Vice-Hermano Mayor y miembro adulto en la Unión: D. Diego Jiménez Líndez
Administrador: D. Bernabé Moya Gallego
Secretaria: Dª. Elena Gámez Redondo
Vice-Secretario: D. Antonio Gámez Lamarca
Vocal de Cultos y Formación: D. Manuel Molina Delgado
Vocal adjunto de Cultos: D. Víctor Expósito Villar
Vocal de caridad: Dª. Josefa Arroyo Martín.
Vocal de Patrimonio: D. Francisco Olivares Campos.
Vocal de Trono: D. Francisco Moro Herrador
Vocal de Manifestaciones Públicas: D. Miguel Ángel López Cordero
Vocal adjunto a Manifestaciones Públicas y miembro joven en la Unión: D. Diego Jiménez Ruiz.

Para la procesión del Corpus, el domingo 10 de junio, se preparó un altar, lo que no se hacía desde 2004, en el jardín de la Corredera, delante de la casa del Vicepresidente D. Diego Jiménez Líndez. En la procesión, figuró nuestra bandera y banderines, acompañados por varios hermanos.

Durante el verano se han realizado distintos viajes a Málaga, al taller de Antonio Cabra, para realizar la mejora de las andas, de manera que pesaran menos. El primer viaje, a mediados de julio, sirvió para llevar las andas anteriores, para que pudiera estudiar la estructura y el anclaje del Cristo. El 6 de agosto se realizó un nuevo viaje para comprobar el trabajo realizado, modificar algunos detalles y ver como se adaptaban los equipos de sonido. A mediados de septiembre se vuelve con las andas antiguas y nuevas hasta Úbeda. Como novedad, las nuevas andas llevan cuatro varales en la parte delantera y otros cuatro en la trasera en lugar de los tres con los que cuentan las anteriores andas. De igual forma se suprime la canastilla de celosía que se situaba a los pies del Cristo para ocultar los altavoces puesto que en el nuevo trono irán insertados en la plataforma.

La cofradía participó el 8 de septiembre en la procesión de Nuestra Patrona la Virgen de Guadalupe representada por el Hermano Mayor, y en la de San Miguel, el 29 de septiembre, representada por el Vice-Hermano Mayor.

En octubre se sacaron las nuevas andas para comprobar el montaje y el 22 de diciembre se volvieron a reunir varios hermanos, en esta ocasión para montar al Cristo sobre las andas y comprobar los anclajes y las patas telescópicas. En este acto contamos con la colaboración de la cofradía del Prendimiento.

En el mes de diciembre se presentó en Junta Directiva el proyecto para la realización de la canastilla del nuevo trono. Dicho proyecto ha sido confeccionado por el artista local y hermano de la Cofradía D. Antonio Espadas Carrasco y está basado en líneas muy sencillas, con predominio de estructuras rectas y una ornamentación muy austera, acordes con la estética global de la cofradía. En el centro de los laterales se presentan dos pilares que flanquean una hornacina central con arco de medio punto soportado por columnas en donde en un futuro podrán figurar imágenes relacionadas con la cofradía. En la frontal y la trasera figuran igualmente ambas hornacinas en donde podrán figurar relieves. A ambos lados de las hornacinas quedan unos cuarterones rectangulares que pueden quedar lisos o tallarse alguna escena, opciones que en un futuro se podrán ir completando.

La cofradía ha jugado este año el número 5311 en el sorteo de la lotería de Navidad que de manera excepcional ha recibido el reintegro. Desde 1999 no recibía la cofradía ningún premio de lotería, en ese año fue la pedrea. Es la tercera vez en la historia de la cofradía que consigue algún premio.

Este año hemos tenido que lamentar el fallecimiento del Hermano D. Manuel de la Torre de la Torre, D.E.P.

Úbeda, a 31 de diciembre de 2007

Rafael Jose Merelo Guervós.

martes, 29 de julio de 2008

- VÍA CRUCIS. 26 DE MARZO DE 2002, MARTES SANTO - BARTOLOMÉ J MARTÍNEZ GARCÍA

Proemio ...ME ACERCO HASTA TI, CRISTO DE LA NOCHE OSCURA.”

Míranos ante ti, Señor, reunidos en derredor tuyo un año más. Unos por primera vez, otros con la suficiencia que dan los años. Cuadrando nerviosamente las escuadras, buscando nuestro lugar en el cortejo…

Te damos gracias por habernos congregado de nuevo, permitiéndonos continuar con aquel espíritu de nuestros fundadores que pretendían que llegaras a todos los confines de nuestra ciudad, para que ella se llenara de ti.

Purifica, Señor, nuestros corazones y haznos dignos de este servicio. Que nuestra oración y nuestro sacrificio sean agradables a tus ojos.

Hermanos:

En cumplimiento de nuestras reglas nos preparamos para dar testimonio de Cristo, llevando su imagen por nuestras calles. Confiemos en que este ejercicio de piedad y devoción pueda servirnos para acercarnos un poco más a Jesús y a su misterio de salvación.

Que al igual que ahora acompañamos la Imagen de nuestro Divino Titular, Él nos acompañe a todos y a cada uno de nosotros hasta el último día de nuestra vida.

Así sea.


Primera Estación
JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS (Mt. 26, 36-46)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Venías, Señor, de instituir la Alianza nueva, el Sacramento del Amor que nos asegura tu presencia entre nosotros: “Este es mi cuerpo... Esta es mi sangre... Haced esto en memoria mía”, habías anunciado a tus discípulos en medio de un ambiente lleno de emotividad en que pediste al Padre que te glorificase.
De ahí, sin solución de continuidad, pasas a la oscuridad y la quietud de Getsemaní. Buscaste un lugar que te era conocido, donde habías orado otras veces (Jn. 18, 2) y allí, entre los íntimos, te ganó la tristeza. “Triste está mi alma hasta la muerte”, le confiaste a los tuyos. (Mc. 14, 34)”
Sentiste miedo, Señor, humanísimo miedo. De ese que a todos nos ha atenazado alguna vez, hasta hacernos insufrible el porvenir. De ahí tu súplica: “Padre, todo te es posible; aleja de mí este cáliz..” (Mc. 14, 36). Acaso nunca te encontraste más cerca de nosotros que durante estos momentos de tribulación.
Ciertamente la escena liminar de tu Pasión rompe nuestros esquemas. No es esa la imagen de Dios a la que estamos acostumbrados. Más bien lo asociamos con palabras que están en las antípodas de este momento (majestad, omnipotencia,...) Pero Tú, Jesús, en el comienzo de esa noche oscura, nos enseñaste que el miedo no es algo que deba avergonzarnos, que sólo los insensatos o los locos son inmunes a él.
Miedo por los hijos, por los padres, por lo que pasará o por lo que puede pasar. Temor a que las circunstancias den un vuelco que no podamos controlar. Pavor a perder nuestras seguridades...
Si Tú, Señor, padeciste miedo, nada puede haber en él de innoble. Mas con tu agonía en el huerto de los olivos nos dejaste también otras enseñanzas:
En un instante de aflicción buscas la ayuda de los demás: “Quedaos aquí y velad conmigo” (Mt. 26, 36) les dices a Pedro y a los hijos del Zebedeo. He aquí un nuevo mensaje ante la tentación que todos hemos sentido a veces de envolvernos en nuestro dolor, cerrándole la puerta a los demás. Tú, Señor, imploras ayuda y nos muestras con ello que el ser humano no fue creado para estar solo y que no debe comportarse como si su vida únicamente a él le incumbiera.
En mitad de tu dolor, Señor, aceptas de antemano la voluntad del Padre: “no se haga mi voluntad sino la tuya”. Aún entre las densas tinieblas que afligieron tu alma, sacaste fuerzas para asumir la misión para la que habías venido al mundo.

“Y el cáliz, de amargura necesaria,
fue llevado a la boca, fue bebido.
La boca, todo el cuerpo,
el alma del más puro
aceptaron el mal sin resistencia.”
(“Viernes Santo” Jorge Guillén)

Cristo de la Noche Oscura, danos fuerza para que, ante las tribulaciones de cada día, tengamos siempre presente tu ejemplo.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...

Segunda Estación
JESÚS ES TRAICIONADO POR JUDAS Y ARRESTADO(Mt. 26, 47-56)
V/Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Al instante llegó y se le acercó, diciendo: Rabí y le besó. Ellos le echaron mano y se apoderaron de él” (Mc. 14, 45-46). Es el colmo de la ironía. Te viste entregado, Señor, por medio de un símbolo de afecto, un beso. Tú mismo se lo hiciste notar al traidor: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?” (Lc. 22, 48).
En toda tu Pasión el porqué de la actitud de Judas no queda claro. Avaricia, celos de tu triunfal entrada en Jerusalén, arribismo, desilusión al no ver en ti el Mesías terrenal que anhelaba... Acaso, un poco de esto y de aquello, qué más da. Poco importa lo que le sirvió a Judas para procurarse una autojustificación.
Tampoco a nosotros nos resulta difícil encontrar razones para justificar nuestras decisiones. Tanto menos difícil será cuanto más dormida tengamos la conciencia. Podemos hacerlas pasar, sino por buenas por aceptables para unos pocos, o para la mayoría, sólo dependerá de nuestra capacidad de convicción. Pero el truco no vale contigo, Señor. Tú también, como en aquella hora, puedes salirnos al paso diciéndonos: ¿De esta forma me entregas? ¿Así te olvidas de mis enseñanzas? ¿Esa es la idea que tú tienes de ser cristiano?
Claro que, como Judas, nosotros podemos diluirnos entre la turba y hacer como que la cosa no va con nosotros. Podemos incluso olvidarnos de ti. Esa es nuestra decisión, para algo el Padre nos creó libres. Pero Tú también eras libre. El Evangelio de San Juan nos lo recuerda (18. 5-6). Tus captores retroceden y caen en tierra cuando les respondes que eres el que vienen a buscar, nada te hubiera impedido frustrar el prendimiento. A ti tan sólo te preocupa en ese trance la seguridad de los que contigo están: “Si me buscáis a mí, dejad marcharse a éstos” (Jn. 18, 8).
Asumes tu misión y te niegas a que por tu libertad se derrame sangre, mostrándonos que no es lícito hacer el mal aun cuando la razón de fondo esté de nuestro lado.
Todavía hoy, dos milenios después de aquellos días, nos cuesta comprender esa extrema mansedumbre tuya, ese abandonarte a los designios del Padre poniéndote en manos de tus enemigos, no por derrotismo, sino por amor hacia el género humano.
En estos dos mil años tampoco los hombres hemos cambiado mucho. En circunstancias parecidas los más corremos a ponernos a resguardo, olvidando fidelidades y ganando tierra de por medio, dejando desamparados a los hermanos –nuevos cristos objeto de injusticias- que tenemos a nuestro lado.

Ante esto, Señor, podemos rogar con el poeta:
“Y tú, Rey de las Bondades,
que mueres por tu bondad,
muéstrame con claridad
la Verdad de las verdades,
que es sobre toda verdad.”
(“Ante el Cristo de la Buena Muerte” J. M. Pemán)

Cristo de la Noche Oscura, haznos dignos de seguir tu camino de entrega y de amor por los demás.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...


Tercera Estación
JESÚS ES CONDENADO POR EL SANEDRÍN (Mt. 26, 57-68)
V/Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

A veces denominamos justicia a lo que no es más que un burdo esperpento. Este fue el caso, Señor, de tu condena por el Sanedrín. La sentencia ya había sido pronunciada tiempo atrás, por boca del propio Caifás. Ante la algarabía montada tras la resurrección de Lázaro, la tuya era una condena anunciada a falta de ponerle fecha. El Sumo Sacerdote lo afirmó de manera categórica: “¿no comprendéis que conviene que muera un hombre por todo el pueblo y no que perezca todo el pueblo?” (Jn. 11.50).
Y el pobre y sufrido pueblo de convidado de piedra; siempre aludido como justificación de todo y casi siempre manejado. En verdad poco tenías Tú, Señor, de peligroso para pueblo alguno. En tus palabras había mesura, comprensión, discernimiento, pero sobre todo amor. Ese es el mensaje que ha cautivado a generaciones y fue también la causa que determinó la alianza contra ti, una alianza de conveniencia entre los que tenían mucho que perder si tu doctrina encontraba eco entre las gentes.
Ante el Sanedrín compareciste sólo, sin que nadie hablara en tu favor. No te encaraste con tus jueces, mas no cejaste de demostrarles tu dignidad y las incoherencias en las que caían. Nos enseñaste, Señor, a mantenernos dignos en toda ocasión, sin importarnos la fuerza con la que carguen contra nosotros. Nos diste una muestra de cómo hemos de comportarnos, incluso con quienes nos quieren mal. Aunque la primera lección que hemos de sacar del pasaje de tu condena por el Sanedrín es la de la coherencia: Fueron tus propias palabras las que te abrieron el camino de la cruz.
Viendo que no encontraban testimonios mínimamente presentables con los que condenarte, Caifás, contra lo que debía, te interpeló directamente: “Te conjuro por Dios vivo a que me digas si eres Tú el Mesías, el Hijo de Dios”. La respuesta brotó de tus labios con dulzura: “Tú lo has dicho. Y yo os digo que a partir de ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo”.
Aquella afirmación te condenaba irremisiblemente a los ojos de los sanedritas, pero Tú no rehuiste el compromiso. Conocías las consecuencias y las asumiste. No vacilaste ante los poderosos, ni buscaste componendas o medias tintas que pudieran sacarte del entuerto.
Claro que los que te condenaron no podían comprender la magnitud de tu entrega, ni tan siquiera estaban preparados para admitir tu propia divinidad. Se cerraron a ti, como quien se cierra a lo que le es dañino. Te declararon blasfemo, Señor, por decir la verdad y aún hoy decir la verdad es algo que a veces cuesta caro. No resulta sencillo seguir el ejemplo que nos ofreces, pero qué falta nos hace tener siempre presente tu modelo de compromiso:

“Dijiste luz y abundan los abismos.
Dijiste amor y hay odio en las miradas
Dijiste paz y hay pífanos de guerra.
Si aún la vida se nutre de egoísmos.
Si aún hay almas que están atribuladas.
¿Cuándo vuelves, Señor, por esta tierra?”
(“Sonetos para un Via Crucis” Jerónimo Calero)

Cristo de la Noche Oscura, danos fuerzas para ser coherentes con el mensaje que nos dejaste.
V/Señor, pequé.
R/Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...

Cuarta Estación
JESÚS ES NEGADO POR PEDRO (Mt. 26, 69-75)
V/Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Judas ha pasado a nuestra memoria común como el paradigma del traidor, sin embargo Pedro no le fue a la zaga. El suyo no es un episodio menor, de hecho es significativo que los cuatro Evangelistas lo refieran. Aunque el juicio ha de ser distinto por el desenlace de uno y otro; para el primero la desesperanza, para el segundo el arrepentimiento y la gracia.
“Aunque todos se escandalicen de ti, yo jamás me escandalizaré.” (Mt. 26, 33). Eso había dicho Pedro en la cena pascual. Hablaba con la jactancia de quien reclama un lugar de privilegio, con la soberbia de líder, con la petulancia del que se cree a salvo de las debilidades del común de los mortales. Buen ejemplo para mostrarnos, Señor, que no podemos escapar de ser simplemente hombres.
La determinación de horas antes se trocó en cobardía. “Yo no conozco a ese hombre”. (Mc. 14, 71). “¡Yo qué iba a ser de los suyos! Sí soy galileo, pero nada tengo que ver con ese Jesús”. Pobre Pedro, te siguió a la casa de Caifás seguramente por amor – porque le importaba tu suerte-, mas no tuvo amor suficiente para no renegar de ti cuando se vio en peligro.
Los seres humanos a menudo sobretasamos nuestras fuerzas. Somos demasiado soberbios para reconocernos débiles, pero la debilidad nos es connatural. Bueno – pensamos- estas cosas le pudieron pasar a Pedro, que para algo era Apóstol, no a nosotros. Nuestras vidas, más o menos anónimas, no dan para tanto. Y, sin embargo, a poco que miremos, cuántas veces te dejamos, Señor, en la estacada.
Lo hacemos cuando nos desentendemos de ti y cuando contemplamos la suerte de los demás como cosa ajena: “¿Y yo qué tengo que ver con eso? ¡Ellos se lo han buscado! Algo habrán hecho”. Frases que son como un sedante para nuestra conciencia y que constituyen negaciones de ti y de tu mensaje.
Simón Pedro se encontró con tu mirada, Señor, y eso bastó para recordarle tus palabras: “Antes de que cante el gallo me negarás tres veces”. De ese reencuentro contigo surgió espontáneamente el arrepentimiento.
Dice la Escritura que Pedro lloró amargamente. Hubo un antes y un después de ese llanto. Es como si hubiera nacido un hombre nuevo que era capaz de reconocerse. Él finalmente también bebería el cáliz de tu Pasión, pero no esa noche. Entonces era el momento de mirar hacia su ser y aceptarse, de sentirse niño y llorar como un niño, sin aspavientos, sin impostados golpes de pecho, sin bravuconerías que habrían de desaparecer ya para siempre.
La tentación de ponerse en el lugar de Simón Pedro es demasiado fuerte. ¿Qué debió sentir él al cruzar su mirada con la tuya, Señor? Muchos lo han imaginado, acaso entre las más hermosas está la reflexión que Papini pone en la mente del primero de los Apóstoles en aquel trance:

“Simón, Simón: te había dicho que me dejarías como los demás; pero ahora eres más cruel que los demás. Te he perdonado ya en mi corazón; perdono a quienes me hacen morir y te perdono a ti también y te amo como te he amado siempre; pero ¿podrás tú perdonarte a ti mismo?”
(Historia de Cristo, p. 177. Giovanni Papini)

Cristo de la Noche Oscura, haznos perseverantes para volver continuamente a ti.
V/Señor, pequé.
R/Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...

Quinta Estación
JESÚS ES JUZGADO POR PILATOS (Mt. 27, 1-26)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Pilatos por no perder/ el destino que tenía...” así comenzaba una vieja saeta. Los hombres somos dados a disculpar a los hombres. Este Pilatos se vio entre dos fuegos e intentó librarse como buenamente pudo. El jurista y el hombre práctico pugnan durante todo el proceso. Nada había en ti que mereciera condena alguna, el Pretor lo declara paladinamente: “Yo no hallo en éste ningún delito” (Jn. 18, 38).
Tus enemigos tuvieron el cuidado de presentarte como un peligroso revolucionario desafiante con el poder romano. Pero eso no confundió a Pilatos, cuando él te envía a la muerte sabe que está condenando a un inocente. Ese es su pecado. Quiso contemporizar con las elites sacerdotales de Israel, congraciarse con un pueblo que pedía sangre y sacrificó la verdad en el altar de tales componendas.
Tú mismo se lo dijiste durante el interrogatorio al que te sometió “Mi reino no es de este mundo... Tú dices que soy rey. Yo para eso he nacido y para eso he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad oye mi voz.” (Jn. 18, 36-37). Enfrentabas, Señor, con la verdad absoluta a alguien para quien todo era relativo, transigible, negociable. “¿Qué es la verdad?” fue toda su respuesta.
Su caso es el del hombre libre que decide dejarse llevar por las circunstancias o por las conveniencias. Tasó el asunto y puso de un lado a un pobre Rabí, tan inocente como desarrapado, y en el otro a los influyentes, a los que podían indisponerle con sus superiores, a los que, en definitiva, podrían complicarle la vida. Usó de su libertad, sólo que para mal. Un autor lo expresó hace años con sevillano casticismo: “¡Ay, si Pilatos hubiera sido mejor persona!”.
Aunque el destino del Pretor hubiera sido hacer lo que hizo, él era libre y pudo siempre decantarse por obrar con justicia. A partir del presente año una imagen de este personaje se incorporará a la iconografía de nuestra Semana Santa. Que su contemplación avanzando por las calles de Úbeda, sea siempre para nosotros recordatorio de que somos libres y que debemos honrar esa misma libertad que tenemos.
Nadie dijo nunca que la libertad fuera gratis. Desde luego que Pilatos podría haber tenido problemas si te hubiera absuelto, Señor. Seguramente eso le hubiera indispuesto un poco más de lo que ya estaba con sus interlocutores. Pero entonces hubiera sido mejor persona de lo que fue. En lugar de eso el lavatorio de manos evidencia cobardía, deseo de transferir a otros una responsabilidad que sólo a él le tocaba.
Tu condena en el pretorio, Señor, nos obliga a mirar con entrañas de misericordia a todos los que padecen injustamente; a calibrar que cualquier medida que podamos tomar los hombres no tenga consecuencias irreparables; a tener perennemente presente que, como nos enseñó San Agustín, donde no hay caridad no puede haber justicia.

Cristo de la Noche Oscura, ayúdanos a usar responsablemente nuestra libertad y danos discernimiento para distinguir lo justo de lo injusto.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...


Sexta Estación
JESÚS ES FLAGELADO Y CORONADO DE ESPINAS (Mt. 27, 27-30)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Hasta este momento de la Pasión, Señor, los padecimientos habían sido hondos, pero principalmente psicológicos. A partir de aquí tu proceso seguirá un camino de ensañamiento físico que tiene difícil parangón en la historia.
El Pretor resolvió que el mejor expediente para librarte de la condena era que dieses pena a la muchedumbre y sus soldados se aplicaron a ello con ahínco digno de una causa más noble. Padeciste la flagelación, una pena infamante que por su contundencia era conocida entre los propios romanos como “media muerte”. Esto no debió parecerles suficiente y decidieron añadir algunos toques de sadismo de cosecha propia: La burla de colocarte un remedo de clámide roja –símbolo militar del triunfo-, la corona de espinas de azufaifo y la caña. Y acercándose a ti, te decían “¡salve, rey de los judíos!”, mientras te pegaban (Jn. 19, 2-3).
Recordando tu Pasión, Señor, cuesta no rebelarse ante la sinrazón de una violencia alevosa y ciega. En todo lo que te hicieron hay mucho de ese odio cainita que levanta hermano contra hermano, padres contra hijos, pueblo contra pueblo.
Ecce homo, proclamó el Pretor a la muchedumbre al anunciarte. Tu imagen frágil y humillada debe ser para nosotros un recordatorio constante: He aquí al hombre. He aquí al débil, al necesitado de ayuda, al que precisa lo más básico. He aquí al hermano al que nos debemos.
Fuiste degradado, Señor, hasta el límite de lo inhumano; mas allí vemos resplandecer tu grandeza. Úbeda lo canta con música y versos propios: “La caña será en tu mano/ en tu mano mando y cetro...” Fuiste coronado con los signos de la burla y el oprobio, pero tu resurrección convirtió esos instrumentos en símbolos de majestad.
El género humano necesita de tu ejemplo. Unos para que la suerte de los demás no le sea nunca extraña. Otros para sacar de ti las fuerzas que a veces faltan ante la adversidad. Cuando el camino se torna complicado, cuando la vida parece cuesta arriba, todos debemos volver la mirada a ti, Señor, y reparar en tu dignidad ante los que te querían mal, en tu divino silencio… Bueno será que los que nos tenemos por discípulos tuyos sigamos el consejo del poeta:

"¿Estás cansado? ¿Escuecen las heridas?
¿Te sangra el corazón a madrugada?
¿Te duelen los silencios, los desprecios,
la triste soledad, la lluvia amarga?
¿Te sientes nieve gris, espejo roto?
¿No se cierran los surcos de tus llagas?
¿Te cansa este dolor? ¿Pesa la muerte
que llevas arrastrando en las entrañas?..."
"Ven entonces aquí, cerca del sueño,
desvístete, descalza tus sandalias,
abre tus manos, cierra vanidades,
estrangula la sed de venganza,
Mira de frente al Hombre en la Columna,
al Verbo que hay en él -fuego en su llama-
mira de frente a Dios escarnecido (…)
y veras que la luz de su mirada
te transforma de paz, naces de nuevo,
adquieres dimensión nunca alcanzada
y veras que las venas y los huesos
se tornan Caridad…, y vuela el alma."
("Mirar de frente a Cristo atado a la Columna" Ramón Molina Navarrete)

Cristo de la Noche Oscura, que tu ejemplo sea para nosotros bálsamo en las preocupaciones y exigencia de compromiso con la suerte de nuestros hermanos.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...

Séptima Estación
JESÚS CARGA CON LA CRUZ (Mt. 27, 31)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Vio venir el madero de la cruz como un tallo de rosa.
Lo recibió en los brazos abiertos como se recibe una esposa.”

“Ya el árbol seco va a dar su fruto sazonado.
Ya no habrá cruz sin Dios crucificado.”
(“Jesús es cargado con la cruz” J. M. Pemán)

Se inicia el camino final de la Pasión. Tu muerte no podía ser de cualquier modo. Era preciso un modo de morir que te desacreditara, que no dejara ni un rastro de honor en tu memoria, que sirviera para erradicar cualquier pretensión vindicatoria por parte de tus seguidores. Por eso la tuya había de ser una muerte en la cruz. En ese plan resultaba fundamental darle la máxima publicidad al hecho mismo de tu condena.
Hoy, para nosotros, la cruz es el primero y más importante de los símbolos de tu obra redentora, el signo primordial de la entrega, pues en ella de algún modo tomaron cuerpo todas las culpas del género humano que Tú viniste a saldar.
Señor, tu estampa de Nazareno –con una cruz que amenaza de puro grande- será ya siempre para nosotros la imagen de un Dios postrado y solidario. Más que la contundencia física del suplicio nos impresiona el hecho de que el Justo entre los justos asuma una carga que no le pertenece. Para eso habías venido al mundo. El cáliz de tu Pasión comenzaba a apurarse.
A nuestra escala, la cruz es para nosotros una realidad constante. Cada uno tiene la suya y resulta imposible huir de ella. Las actitudes varían con cada quien, aunque lo habitual es renegar, dolerse de un peso que se nos antoja excesivo, desproporcionado, injusto.
Tú no, Tú aceptaste mansamente la cruz y te aprestaste a acercarte por tu propio pie hacia el calvario. Cuando no sabemos por qué. Cuando no encontramos un sentido al sufrimiento, tu imagen cargando con la cruz, Señor, debe confortarnos y darnos fuerza. Cualquiera de los que contemplaran la escena por la Vía Dolorosa pensaría “pobre infeliz”, pero Tú sabías que el padecimiento tenía un sentido y eso te daba fuerzas para seguir adelante, para no aflojar.
¡Qué difícil es a veces ver el sentido de los problemas que se nos plantean! Siempre en el filo de la desesperanza, de pensar que nuestra existencia es semejante a la de las hojas que el viento mueve a capricho. Si Tú no estás, Señor, mucho de nuestra vida no parece tener sentido. Sin tu enseñanza, aceptando la cruz por amor a los hombres, no hay sufrimiento comprensible. Sin ti, creeríamos que el dolor se agota en sí mismo, que no hay posibilidad de que sobre él crezca nada bueno.
Y, sin embargo, por ti sabemos, Señor, que la Pasión era una parte necesaria de tu Gloria.

Cristo de la Noche Oscura, haznos llevadera la cruz de cada día.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...

Octava Estación
JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO (Mt. 27, 32)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

El centurión debió acercarse preocupado a ti. A alguien se le había pasado la mano. La dureza del castigo ya infringido amenazaba con acabar contigo antes de tiempo y esa era una perspectiva sombría para alguien puntilloso, apegado al procedimiento. Así pues, el reo habría de llegar vivo hasta el lugar de la ejecución, el prestigio de la propia Roma parecía empeñado en esto. Había que aliviarte algo el peso de la cruz.
El romano debió pasar dificultades. Aquella no parecía ocasión propicia para que se presentaran voluntarios. Una mirada a su alrededor y le tocó en suerte a un tal Simón. Extraña que los Evangelios –tan parcos en algunos pasajes- proporcionen tantos datos sobre este personaje. De él sabemos su nombre, su lugar de procedencia, Cirene, e incluso San Marcos (15, 21) nos proporciona el nombre de sus hijos, Alejandro y Rufo. El propio San Pablo, en su Epístola a los Romanos (16, 13), habla con afecto de este último.
No nos parece probable, Señor, que este Simón te conociera antes de ese momento. Más bien la situación nos hace pensar que fue después del encuentro contigo cuando se convirtió en seguidor de tus enseñanzas. De ahí que los primeros cristianos lo conocieran y, en cierto modo, lo reverenciaran.
Si nuestra suposición es cierta, Señor, el buen Simón debió al principio maldecir su mala suerte por ser el elegido. Verse asociado a la ejecución de alguien nunca ha sido cosa agradable. Acaso luego la cercanía contigo le movió a la compasión y de ahí nació ese sentimiento de amor que lo convertiría en tu discípulo.
Un poco a nosotros también nos pasa. Estamos cerca de tu imagen, Señor, y sentimos un no sé qué que nos estremece. Tú nos has visto, mientras descendemos tu imagen del altar o cuando la limpiamos, hacer un gesto como si se nos encogiera el alma. La verdad es que podemos entrever como pocos algo de lo que debió sentir Simón de Cirene cerca de ti.
También a nosotros el encuentro contigo ha de dejarnos huella. Será en cada caso diferente pero esa experiencia tiene que producir una auténtica renovación.
¿Por qué no esta noche? Cuantos aquí nos encontramos somos un poco cirineos. Pretendemos aliviarte en algo el sufrimiento de tu Pasión, vincularnos a ella, acompañarte en tu camino de dolor. Acaso a algunos de nosotros nos ocurra como a Simón, que hayamos venido sin saber muy bien por qué, que nos hayamos encontrado contigo a la vuelta de una esquina, al cruzar una calle, por la inercia de vestirnos de penitente año tras año... Lo importante es que ahora estamos asociados a ti.

“Para subir la cuesta del Calvario
necesitaste de Simón el Cirineo.
Déjame que, en memoria del que pudiendo todo
aquel día no pudo,
yo, abriéndome camino entre la turba,
toque la cruz... ¡Y me haga la ilusión de que te ayudo!”
(“Jesús es ayudado a llevar la Cruz por el Cirineo” J. M. Pemán)

Cristo de la Noche Oscura pon en nuestro corazón el ansia de encontrarnos contigo.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...


Novena Estación
JESÚS SE ENCUENTRA CON LAS MUJERES DE JERUSALÉN (Lc. 23, 27-31)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Un autor contemporáneo ha imaginado el monólogo que una madre pudo tener con su hijito una vez que volvió a casa, tras contemplar tu muerte, Señor, en la primera noche oscura de la historia:
“Hijo, estoy asustada, susurra la madre al oído de su hijo. Sé que no me entiendes, pero no puedo decirle a nadie lo que siento desde esta tarde. He visto matar a un hombre bueno. (...) Y lo peor, hijito mío querido, es que su muerte me ha dejado más sola que si hubiera perdido a tu propio padre.”
“No sé por qué me siento así, huérfana, asustada. Quizá fueron sus palabras cuando pasó a mi lado y me vio llorar lo que me ha dado miedo. ‘No llores por mí, llora por tu hijo; si con el leño verde hacen esto, con el seco qué no harán’. Me estremecí y pensé enseguida en ti. ¿Qué habrá querido decir?" (...)
“Ahora te abrazo y me doy cuenta de que no sirvo para protegerte, como no fue capaz de hacer nada por él su propia madre... Y empiezo a comprender por qué nos dijo que lloráramos por nuestros hijos; él había venido para hacernos a todos un poco mejores, para que diéramos un poco de lo que nos sobra al que no tiene nada; su muerte es más que la muerte de uno cualquiera...su muerte es la muerte de la justicia y de la bondad. (...) Tengo miedo, hijo; miedo por ti y por mí. ¿Quién dará la cara ahora por los pobres? ¿quién nos consolará y nos hablará de aquella manera que nos hacía sentirnos los hijos predilectos de un Dios bondadoso?...”
(La Pasión de Cristo. Una mirada al corazón, pp. 77-76. Santiago Martín Rodríguez)
Siguiendo el relato Evangélico resulta interesante comprobar el papel que las mujeres desempeñaron en tu Pasión. Ahí están Claudia Prócula, las mujeres de Galilea, con María Magdalena al frente, que te seguían de lejos en tu camino hacia el Calvario (Mt. 27, 56), tu propia Madre y ahora el encuentro con estas mujeres de Jerusalén que probablemente intentaran proporcionarte remedios con los que mitigar en algo el dolor del suplicio.
Cuando la iglesia primigenia estaba en desbandada, escondiéndose entre el miedo y el horror, las únicas que abogaron por ti, que se preocuparon por tu suerte, Señor, fueron las mujeres. Quizá por eso fue a ellas a las que primero les manifestaste la gloria de tu resurrección (Lc. 24, 8-10).
Señor, a primera vista extraña las duras palabras que les diriges: “No lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos”. Pareciera que les recriminas sus muestras de compasión. Mas que eso las estabas poniendo ante la tremenda realidad que evidencia tu Pasión: Si la justicia de los hombres era tan inicua que mandaba matar al Justo, ¿qué suerte podía esperar el resto del género humano?
Pero Tú mismo eres la respuesta, Señor, Tú eres la vida

Cristo de la Noche Oscura acrece en nosotros el sentido fraternal, de modo que nunca escuchemos a nuestro lado el llanto de quienes se conduelen porque otros sufren cualquier forma de maltrato.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...


Décima Estación
JESÚS ES CRUCIFICADO (Mt. 27, 33-34)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Se había escrito en el Antiguo Testamento "maldito es de Dios el que cuelga de un árbol" (Dt. 21, 23). Al tenderte sobre la cruz tus enemigos se aseguraban no sólo tu muerte física sino tu mayor descrédito. Eso debían creer al menos. Poco podían imaginar que desde aquel día la cruz fuera tomada como signo de victoria y que los cristianos de todo el mundo proclamásemos cada Viernes Santo:
"¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto."
(Canto litúrgico)
La cruz es el altar donde consumaste tu obra redentora, haciendo don de ti mismo por obediencia al Padre y por amor a nosotros los hombres. Por medio de ella te uniste en alguna forma a todas las generaciones que quedaron reivindicadas por tu suprema entrega.
Un conocido poema atribuido al santo que tanto tiene que ver con la advocación con la que te veneramos, acertó a expresar el sentimiento a que la contemplación de tu sacrificio nos lleva:
"Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte."

"Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara.
Y aunque no hubiera infierno te temiera."

Aunque, Señor, verte ahí colgado de la cruz, nos da que pensar. Reinar desde una cruz no es algo que nos resulte sencillo de comprender. Eso de tomar la cruz y seguirte se nos antoja posible para espíritus puros, los escasos escogidos que siempre existen, pero no parece asumible para la gente corriente como nosotros.
La propia dimensión de tu entrega hace que nos sintamos pequeños. ¿Cómo vamos a imitarte si a tu lado somos como niños desvalidos, Señor? ¿Qué clase de cruz podremos soportar nosotros que no nos venza a la primera?
Pero Tú, Señor, conoces la cortedad de nuestras fuerzas. No nos darás una cruz que no podamos llevar. No permitirás que los que nos llamamos discípulos tuyos caminemos solos por la senda de la vida, sino en tu compañía.
La cruz es el camino hacia ti, Tú nos lo dijiste. Mas es menester que cada cual halle su senda:
"Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol…
y un camino virgen
Dios."
("Oraciones", León Felipe)

Cristo de la Noche Oscura, prenda de amor en la cruz, haz nuestra carga llevadera y nuestro yugo ligero.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...

Undécima Estación
JESÚS PROMETE SU REINO AL BUEN LADRÓN (Lc. 23, 39-43)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

"Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino." La conversión de aquel que llamamos Dimas es una prueba más de tu triunfo. A la postre el letrero que Pilatos mandara escribir cumplió una misión para el que no había sido pensado. En él se te proclamaba rey, rey de los judíos y tu compañero de suplicio tuvo que verlo. El resto de su conversión debió venir de la mano de la contemplación de tu actitud en la cruz: perdón para los victimarios, resignación, dignidad, mansedumbre... Evidentemente Tú eras Rey y él alcanzó a entrever la naturaleza de tu reino, uno que no podía ser puesto en peligro ni por la infamia de los hombres, ni por la misma muerte. Por eso te rogó que te acordaras de él.
La escena del Gólgota tiene tres cruces. Como afirmó San Agustín "hay tres hombres en cruz: uno que da la salvación, otro que la recibe, un tercero que la desprecia. Para los tres la pena es la misma, pero todos mueren por diversa causa."
El primero de los ladrones elige dejarse llevar por la pasión más baja, hacer que su muerte responda a la vida que ha vivido. Para el otro, sin embargo, una buena muerte justifica una vida.
El ejemplo que nos da el buen ladrón es el de pedir a Dios con humildad. No reclama un lugar de privilegio, como hicieron algunos de tus apóstoles en las horas felices. Solicita simplemente un recuerdo y obtiene una cumplida respuesta. Su valor es el de tener fe en la adversidad. Qué fácil era creer en ti, Señor, en el día de tu entrada triunfal en Jerusalén, cuando todo era saludos y parabienes, o mejor en el esplendor del Tabor. Allí no había duda: eso no era fe, era certeza.
Lo del crucificado fue distinto, fue interpretar unos signos y aceptar tu mensaje en su conjunto, sin reservas ni exclusiones. Fue entregarte su suerte cuando ya nada parecía importar.
El tránsito desde el insulto al amor se concreta en la estampa de estos dos ladrones. Dentro de ella cabe toda la variedad de las actitudes de los hombres hacia tu mensaje. Nada replicaste al que te zahería, pero mostraste toda dulzura con el que se abría a ti.
En nuestra vida cotidiana, a veces también hace falta un suceso extraordinario para que sintamos necesidad de ti. Mientras eso no ocurre a buena parte de los cristianos nos resulta más cómodo mantenerte como una figura algo distante y, sin embargo, basta un leve temblor en el castillo de naipes de nuestra vida para que nos volvamos a ti buscando la seguridad que no tenemos. Frecuentemente hay menos de sincero en nuestra actitud que en aquel ladrón que dialogó contigo. En él la fe era nueva pero de extraordinaria vitalidad:
"Un moribundo ve a Jesús moribundo y le pide la vida; un crucificado ve a Jesús crucificado y le habla de su reino; sus ojos no perciben sino cruces, pero su fe se representa un trono."
(Bossuet citado por J. L. Martín Descalzo en Vida y misterio… p. 334)

Cristo de la Noche Oscura fortalece nuestra fe y danos el coraje suficiente para buscar el perdón, de modo que también un día podamos estar junto a ti.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...


Duodécima Estación
JESÚS COLGADO DE LA CRUZ. LA MADRE Y EL DISCÍPULO (Jn. 19, 25-27)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

"Estaba la Dolorosa
junto al leño de la Cruz.
¡Qué alta palabra de luz!
¡Qué manera tan graciosa
de enseñarnos la preciosa
lección del callar doliente!
Tronaba el cielo rugiente.
La tierra se estremecía
Bramaba el agua…María
Estaba, sencillamente.
("Stabat Mater", J. M. Pemán)

Muy cercana ya tu muerte no quisiste pasar sin hacer un último regalo a la humanidad. En el umbral mismo de la vida otorgaste un hermoso testamento.
Dice Juan el Evangelista, aunque se cuida de velar su propio nombre, que junto a la cruz se encontraba un grupito de mujeres a las que acompañaba él mismo. Algo, quizá la rifa de unas vestiduras que muy bien podía haberte hecho tu propia Madre, llamó tu atención sobre aquel grupo.
La mujer que te alumbró estaba allí viendo morir al hijo de sus entrañas y fue entonces cuando, en otro acto más de entrega, pronunciaste la que nuestra tradición venera como tercera de las siete palabras: "Mujer, he ahí a tu hijo" e inmediatamente al discípulo amado "He ahí a tu madre".
Hasta lo poco que te quedaba nos lo ofreciste. Juan representaba allí a todo el género humano, que asume la maternidad universal de María, de modo que Tú, Señor, fueras en todo hermano nuestro. Algo tiene esta escena de concepción, también en ella la maternidad viene precedida de dolor, el tuyo y el de tu Santa Madre que veía como la flor de su existencia estaba extinguiéndose.
Por desgracia, con alta frecuencia los medios de comunicación nos muestran el dolor de madres que han sufrido la pérdida de sus hijos por las causas más variadas: el terrorismo, la droga, la carretera, las hambrunas,…Algo muy hondo parece desgarrárseles por dentro, es como si con sus hijos muriera parte de ellas misma, de su voluntad, de sus ganas de vivir.
El pueblo cristiano ha identificado ese mismo padecimiento en María junto a la cruz. Por eso ha colmado a las imágenes que la representa de cuidados y fervores. Es como si a nosotros, tus hermanos, nos supiera mal que la Virgen se sintiera sola, como si quisiéramos darle siquiera una pizca de consuelo.
En esto nuestra fe tiene ventaja. La figura de Dios, incluso la tuya, pese a tu naturaleza humana, puede resultarnos a veces demasiado inaprehensible, distanciada de nuestra condición y limitaciones. María no, ella es sustancialmente igual a nosotros y por eso su modelo de entrega nos puede ser más cercano.
María es para nosotros el ejemplo de compromiso sin medida, de confianza ciega en ti, Señor. En Ella tuviste a tu primera discípula y nuestro camino de perfección pasa por imitarla.

Cristo de la Noche Oscura, puesto que quisiste que tu Madre lo fuera también de todos los hombres, atiende generoso los ruegos que Ella te presente por cada uno de nosotros.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
(En honor de la Madre de Dios en esta estación rezamos el Ave María.)


Decimotercera Estación
JESÚS MUERE EN LA CRUZ (Mt. 27, 45-56)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Todo estaba ya consumado. Habías apurado el cáliz de tu Pasión hasta el final. En las palabras que pronunciaste en la cruz se resume todo el tránsito de tu existencia. En las tres primeras, el perdón para los que te crucificaron, la promesa al buen ladrón y la entrega a los hombres de la maternidad de María, sigues haciendo el bien. Las dos siguientes refieren tus padecimientos morales - la desgarradora soledad en que te ha puesto tu obra redentora- y los sufrimientos físicos. La postreras nos muestran la tranquilidad de tu espíritu en el momento de rendirlo en manos del Padre Eterno.
Con todo, duele verte así, como Palma te "sacó" de la madera, con tu cuerpo derrotado, ganado por la muerte. Impresiona verte a ti - Señor de la vida- con esa lividez cadavérica que nos acongoja.
La tierra entera se conduele por la pérdida del Justo, que dio la vida por todos:
"Con su frente de Dios dolorida,
con sus ojos de Dios entreabiertos,
con sus labios de Dios amargados,
con su boca de Dios sin aliento…
¡Muerto por los hombres!
¡Por amarlos muerto!
(Gabriel y Galán)

Ahora eres el templo destruido del que Tú mismo hablaste. La contemplación de tu Sagrada Imagen, Señor, es en sí la mejor reflexión para esta estación.
(…)
Cristo de la Noche Oscura concédenos a cuantos nos hemos acercado a ti que, así como un día tenemos que compartir tu muerte, podamos también tomar parte en tu resurrección gloriosa.

V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...


Decimocuarta Estación
JESÚS ES DEPOSITADO EN EL SEPULCRO (Mt. 27, 57-66)
V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

El velo del templo se rasgó. Dios ya no debía esconderse celosamente entre los secretos de su santuario. Tú muerte nos lo alcanzó y nos lo hizo cercano, accesible. Su majestad no padecía por la cercanía de los hombres, como no padeció la tuya por el contacto con nosotros.
Debía cumplirse la antigua ley, el cadáver habría de ser enterrado con presteza de modo que su sangre tenida por indigna no mancillara la tierra que Yavé había dado en heredad al pueblo elegido (Dt. 21, 23). Esa es la misma sangre que será venerada como la más preciosa que jamás haya existido y que se hace presente entre nosotros por medio del Sacramento de Amor que recuerda el memorial de tu Pasión.
Había que dar sepultura a tu cuerpo. Alfa y omega, principio y fin coinciden en este acto. Termina la obra redentora de tu Pasión y se anuncia el comienzo de la luz nueva que hará cobrar a esa obra pleno sentido: tu resurrección.
Ocurre que entre nosotros la muerte continúa siendo la gran ignorada. Es el único hecho vital para el que no estamos preparados. Su propia contundencia desafía nuestro entendimiento y supone una prueba definitiva para nuestra fe de cristianos.
Pero no tenemos más que confiar en tu mensaje. Del sepulcro se levantó en ti una humanidad nueva, que espera compartir tu resurrección en el sentido más pleno, vencer definitivamente a la muerte como Tú la venciste, participar contigo de la definitiva cercanía del Padre. Necesitamos que tu resurrección nos alumbre el camino porque, sin ella, como se recuerda en la Primera Epístola a los Corintios, vana es nuestra esperanza y vana nuestra fe (15, 14-20).
Señor, dejamos ya en este santuario la Imagen de tu cuerpo exangüe. El viernes te recordaremos sobre la fría losa sepulcral. Mas nada de eso tendría verdadero valor si la alborada del domingo no nos trajera la alegría del reencuentro contigo. Ese día recordaremos tu promesa de que la muerte, que nos atenaza, también será definitivamente vencida.

Cristo de la Noche Oscura danos fuerzas para esperar confiadamente la resurrección y proclamar jubilosos tu alabanza.
V/ Señor, pequé.
R/ Tened piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO...


Epílogo
“ACOMPÁÑAME TÚ CADA DÍA...PARA QUE TU PRESENCIA COLME MI VIDA...”

Hermanos:
Nuestro Via Crucis penitencial ha concluido. Hemos acompañado a Cristo, varón de dolores, a lo largo de un camino espiritual y físico que quiere recordarle a Úbeda y nosotros mismos la dimensión de su entrega redentora.
Alegrémonos de haber podido tomar parte, un año más, en esta tarea. Recordemos a los que en otras ocasiones nos acompañaron y ahora ya se encuentran en la presencia del Señor y démonos cita para el año próximo, allí donde la Cofradía decida salir, para dar testimonio de Cristo muerto y resucitado.
Que el espíritu y la gracia que Jesús ha alentado en nuestros corazones, permanezca en nosotros, y en cuantos nos han acompañado, durante todo este año.
De acuerdo con nuestra costumbre, finalizaremos con el rezo comunitario de la oración de la Cofradía:
"En las tinieblas densas de mis dudas y ansiedades, de mis preocupaciones y de mi dolor, me acerco a ti, Cristo de la Noche Oscura. Cada año te acompaño en tu lenta agonía del Via Crucis Penitencial. Acompáñame Tú cada día en mi trabajo, para que tu presencia colme mi vida de fe, de caridad y de amor al sacrificio."
AMÉN.
L. D. V. Q. M.